¿Hasta cuándo sostener la fantasía de Papá Noel y los Reyes en los más chicos?

Son varios los padres que por estos días vuelven a preguntarse si mantener o no la ilusión en sus hijos pequeños. ¿Hay una edad exacta para decirlo?

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“Mi nena tiene 7 años y ya duda, duda mucho. Este año teníamos pensado decirle la verdad...pero qué se yo. Con el año que tuvimos y la imposibilidad de poder estar con sus compañeritos de escuela, ¿también le voy a sacar esa felicidad?”

El planteo y la pregunta corresponde a Marianela Oliva, mamá de una nena que aún está en edad de creer en Papá Noel y los Reyes Magos. Pero se la hacen, por estos días, varios padres que, tras haber alimentado durante años la creencia de sus hijos en Reyes o en Santa Claus, llegado cierto punto no saben muy bien cómo actuar: si esperar a que los propios chicos lo descubran por su cuenta o contarles de una vez por todas la verdad. Porque si bien muchos siguen disfrutando juntos de esa ilusión, resulta inevitable preguntarse en qué medida sostener la creencia no termina afectando su desarrollo personal. “En nuestro caso se enteró hace un año por los compañeritos de escuela y se enojó mucho”, cuenta Darío, papá de Bautista, un nene de 7 años que el año pasado tu su última Navidad creyendo en las fantasías navideñas.

Pero lo cierto es que, aunque acusados de “mentirosos”, a los padres de Bautista nunca les quedó claro si el enojo de su hijo era por haber quedado como un ingenuo ante sus pares o por haber perdido una vieja ilusión. Por eso la pregunta se torna inevitable en muchos hogares para esta época del año: ¿hay que decirles o dejar que se den cuentas solos?

Si bien muchos padres e hijos siguen disfrutando juntos de esa ilusión, llegado cierto punto resulta inevitable preguntarse en qué medida sostener la creencia no termina afectando su desarrollo personal. Y es que, por otra parte, si las figuras de los Reyes y Papá Noel encierran la fantasía de todo chico de ser mimado por figuras omnipotentes capaces de cumplir con sus deseos, el descubrir que esas figuras son una invención sostenida por sus padres supone un doble desengaño: el hecho de que no existan y el de haber sido víctima de una mentira por parte de quienes se supone que dicen la verdad. ¿Cómo conviene entonces manejar la situación?

“Cada caso es un mundo y cada mundo tiene sus particularidades”, dice la psicóloga especializada en niños Fabiana Teredo, para quien “a veces lo más aconsejable es que cada padre busque la respuesta en su propia historia; que cada quien trate de recordar cómo lo vivía cuando era chico y cómo se sintió al enterarse de la verdad. En mi caso mi postura ha sido no mentirles a mis hijos porque creo los chicos sufren después una fuerte decepción”.

La pregunta se repite: ¿decirles las verdad no implica acaso quitarles una fantasía que tal vez los hace felices o los ayuda a vivir su niñez? “Las fantasías son valiosísimas y cruciales cuando uno es chico -reconoce Teredo- porque son parte del mundo simbólico que nos ayuda a interpretar la realidad; pero las fantasías valiosas son las que los propios chicos crean en función de sus necesidades y deseos, y esas son precisamente las fantasías que los adultos debemos acompañar”.

No son pocos los especialistas que coinciden en que es importante saber diferenciar entre lo que quieren los chicos y lo que desean los padres. Sucede que a veces, se explica, las fantaías de las Fiestas corresponden más a tradiciones familiares que, muchas veces, esconden fantasías de los propios padres antes que de los chicos.

“Es habitual que, llegada cierta edad, los chicos sigan haciendo como que creen en esas figuras sólo para contentar a los mayores y no estropear el juego, pero ellos ya tienen muy claro quién les deja los regalos en los zapatos o quién es el pariente que se esconde detrás de la barba de Papa Noel”, apunta la especialista. Pero de no ser así, ¿cuál es la edad en la que conviene decirle a los chicos quiénes son en verdad los Reyes Magos y Papá Noel?

Para quienes trabajan con chicos, ese momento tendría lugar entre los seis y siete años de edad porque es ahí cuando, al empezar a leer y escribir, los chicos entran en una etapa de mayor razonamiento e indagación.

“A a esa edad los chicos comienzan a desarrollar un tipo de pensamiento más abstracto y están mejor preparados para comprender la verdad -explica la experta-. Muchas veces, de hecho, los propios nenes sospechan… por ejemplo ven que Papá Noel tiene los mismos zapatos que su papá, descubren los regalos debajo de la cama antes de Navidad o escuchan a algún adulto decir donde compró los regalos. Y a veces llegan solos a la conclusión de que en realidad son los padres los que están detrás de todo”.

Una vez que la familia decide darle a Papá Noel y a los Reyes su verdadero lugar -el de un mito, una tradición o un juego-, lo mejor es dar una explicación acorde a la edad, clara y sencilla. No hay una receta sobre cuál es la forma correcta de decirles la verdad. El modo en que esto se transmita va a depender del estilo y las creencias culturales y religiosas de cada familia en particular. Pero después de los ocho, coinciden todos, lo mejor es decirles la verdad.

 

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