Sin capacitación y más profesionalismo, la Policía no tendrá un mejoramiento
Edición Impresa | 30 de Diciembre de 2020 | 03:43

Sería simplista interpretar el anuncio de nuevas protestas por parte de efectivos de la Policía bonaerense, que convocarían a una marcha en los próximos días –conocidas ayer en las redes sociales- como un reclamo meramente salarial y, en cambio, las autoridades debieran atender a una suerte de disconformismo que es más integral y que, en definitiva, tiene que ver con la necesidad de jerarquizar la función que cumplen los policías de la Provincia.
En esta oportunidad, la versión acerca del malestar circuló por las redes sociales por medio de un reclamo en el que se hablaba de que “crece el malestar” en las filas, a partir de una inquietud centrada en los efectivos asignados al Operativo Sol, que estarían percibiendo como viáticos una suma diaria que “no les alcanza para comer”. Allí se advirtió que si esa situación no cambia “en unos días se va a convocar a una marcha”. De allí que estarían analizando un “cese masivo de comisión”, tal como anticiparon.
Cuando se registraron episodios similares en el seno de la Policía bonaerense, como el ocurrido en septiembre pasado, desde esta columna se advirtió que hace falta, como punto de partida para una renovación de esa fuerza, una más profunda capacitación y profesionalización de los efectivos que pasan a conformarla.
La expansión de nuevas modalidades delictivas, los continuos adelantos tecnológicos, la creciente complejidad de la vida comunitaria, la acentuación en la sociedad de valores relacionados a los derechos humanos y a la defensa de principios democráticos resultan ser desafíos que la institución debe enfocar, para la más solvente formación de sus efectivos.
Está muy claro que, para que un aspirante se convierta en merecedor y depositario de la confianza pública, necesita de una adecuada capacitación profesional y de una rigurosa evaluación de sus condiciones psicofísicas. Es una obviedad concluir que un policía, que está armado en nombre de la ley, debe ser y representar una garantía y no una amenaza para el ciudadano.
¿Cuál es, en cambio, la percepción de la población –y la de los propios policías- centrada en una suerte de desconfianza hacia la efectividad, el accionar y, en definitiva, la idoneidad de esa fuerza para defender a la sociedad? Este estado de ánimo, que está generalizado desde hace muchos años, desmoraliza a la Policía y la suele exponer a una falta de reconocimiento y, también, al mal uso que se hace de ella desde muchos sectores políticos.
Referencias ofrecidas desde el mismo seno de la fuerza detallan que, desde hace más de una década, se registró un marcado desinterés en el tema de la formación profesional. Se ha señalado con razón que las escuelas de policía perdieron mucha calidad formativa que, en algunos casos, como en el de la Vucetich, alcanzó a tener niveles de jerarquía universitaria, para convertirse en meras academias de enseñanza por correspondencia. Y ya se conoce, lamentablemente, lo que puede ocurrir con un efectivo mal formado y la inseguridad general a la hora de actuar que ello transmite.
Lo cierto es que la institución no logra despejar la sensación colectiva de desconfianza de buena parte de la población frente a la inseguridad. En algunos casos –que son excepcionales, afortunadamente- los roles se han invertido y algunos policías delinquen. Es verdad, también, como contrapartida positiva, que muchos grupos vecinales acompañan a las dependencias policiales y buscan fórmulas de integración y colaboración.
De todos modos, la masiva protesta en la Policía bonaerense ocurrida en septiembre pasado, que no debe repetirse en modo alguno, dejó en evidencia un malestar en su seno que excede a un pedido de aumento o a cualquier demanda de tipo salarial. Lo que puso en claro y sigue pendiente de solución fue la necesidad imperativa de que la Policía cuente no sólo con buenas remuneraciones, sino con la decisión de profesionalizarla y volverla efectiva en la lucha contra el delito, colocándola a la altura de las exigencias de la época
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