Crimen del policía jubilado: en la casa hubo alrededor de 20 disparos
Edición Impresa | 1 de Febrero de 2020 | 04:23

Los investigadores del homicidio de Ramón Rodríguez, el policía jubilado de 77 años que murió el jueves al recibir un tiro en el pecho en medio de un asalto en su casa de Altos de San Lorenzo, profundizaron el análisis de todo el material que registraron distintas cámaras de seguridad para intentar identificar a los dos responsables.
Pocas horas después del crimen habían sido demorados dos hermanos de 17 y 20 años por su presunta participación en el hecho, aunque las sospechas empezaron a perder fuerza con el análisis de los elementos que se secuestraron en dos allanamientos realizados en sus domicilios de la zona de 11 y 95. Los policías se llevaron de allí algunas prendas de vestir similares a las que usaron los criminales, además de celulares y una escopeta tumbera cuyo calibre no coincide con las armas utilizadas en el hecho, informaron fuentes judiciales y policiales.
El menor quedó a disposición del fiscal Juan Benavides, que, urgido legalmente por tener que definir la situación de este aprehendido en las 12 horas posteriores a su captura, pidió la detención y lo indagó ayer. Sólo trascendió que el joven declaró que no tuvo ninguna participación en el hecho y es muy probable que las dudas se despejen con una rueda de testigos.
Lo mismo sucede con el muchacho de 20 años, para quien la fiscal Cecilia Corfield, hasta anoche, al menos, no había pedido la detención. “Hasta ahora no hay nada que los ubique en la escena del crimen”, dijo un investigador, ya que “las ropas que encontraron en su casa son iguales a las que puede tener cualquiera”. Es por eso que el aporte de los testigos y las cámaras pueden resultar definitorios y los acusados recuperen la libertad.
Los ladrones se metieron por los fondos y esperaron a que los dueños salieran al patio
Rodríguez fue asesinado cerca de las 9 de la mañana del jueves en su casa de 14 y 74, donde vivía con su esposa Lidia Batin.
Se presume que los delincuentes ingresaron en la propiedad varias horas antes- probablemente alrededor de las 6 de la mañana- para permanecer agazapados en el patio a la espera de que alguno de los dueños saliera. Fue Lidia, a quien redujeron a los empujones para meterse enseguida en la finca.
Según contó la mujer, desde afuera ella escuchó gritos, golpes y, finalmente, los disparos.
Los voceros consultados por este diario coincidieron en decir que en la escena levantaron “unas 20 vainas servidas” de dos calibres distintos. Al menos uno de los asaltantes estaba armado -eso declaró Lidia-, mientras que Rodríguez tenía tres armas de los calibres .38 largo y 9 milímetros, que los asesinos se llevaron de la escena, reportaron las mismas fuentes.
El hombre recibió un disparo que le ingresó por el pecho y salió por la espalda, matándolo prácticamente en el acto, certificaron los médicos del Same. Los criminales escaparon con las armas de fuego, sin otras pertenencias, por el mismo sitio por el que entraron: el paredón que da a los fondos. Se alejaron de la escena en una moto.
Los dos jóvenes que fueron demorados más tarde también iban en moto, se ajustaban a la descripción que de los asesinos hicieron los testigos y tienen antecedentes, particularmente el mayor, aunque eso no es suficiente para imputarlos en una causa tan grave.
Con el de Rodríguez ya son 9 los homicidios dolosos en la Región, con once víctimas (uno de los casos fue el triple crimen de Romero). Y es el segundo asesinato en ocasión de robo. El primero ocurrió el 1 de enero en barrio Hipódromo, donde también mataron a un jubilado de 77 años frente a su mujer, en su casa.
Rodríguez tenía dos hijos que viven a pocas cuadras y estuvieron entre los primeros en llegar a la dramática escena. Los vecinos coincidieron en decir que la víctima ya había sufrido otros delitos y temía por la inseguridad en el barrio.
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