La malnutrición y su impacto
Edición Impresa | 9 de Febrero de 2020 | 06:01

Natalia Argüello
Lic. en Nutrición
Hace poco conocí a Tobías. Un niño flaco y bajito que reniega de ir a la escuela y de jugar con amigos. Es serio, charla poco, no presta atención a la maestra y se duerme en clase (cuando va, porque dos por tres se enferma). Su madre, de poquísimos recursos, suele preparar siempre la misma comida…y como decía mi abuela “niño que se alimenta mal, va a tener problemas en la escuela”
Tobías padece malnutrición. Si bien esta condición suele estar asociada a la desnutrición, también puede verse en niños que crecen dentro de parámetros esperables para su edad, o incluso con sobrepeso u obesidad. Chicos cuya alimentación contiene poca cantidad de micronutrientes esenciales para el funcionamiento del cuerpo. El déficit de hierro, calcio o energía se manifiesta como una alteración en la función cognitiva, anomalías en el crecimiento (peso y altura inadecuados), y hasta infecciones reiteradas.
Entonces, ¿qué consecuencias trae la malnutrición en la escuela? Dentro del aula la falta de concentración y la baja capacidad de retención repercuten a la hora de aprender a leer, escribir y resolver cuentas matemáticas. También altera cualidades para la vida social: el lenguaje limitado y los cambios de conducta generan apatía, irritabilidad, cansancio, aislamiento. Estos eventos producen interrupciones en el proceso de aprendizaje, es decir, que el tiempo dedicado a la formación es menor que para un niño bien nutrido.
¿Cómo podemos evitarlo? Con mejores hábitos alimentarios. Realizando todas las comidas diarias, evitando ayunos largos, disminuyendo el consumo de comida pobre en micronutrientes como galletitas, fast food, gaseosas; ¡y a no dejarse influenciar por su publicidad! Fomentar la elección de comidas nutritivas como vegetales, legumbres o carnes magras hace la diferencia.
Es posible revertir las carencias nutricionales con una buena alimentación sostenida en el tiempo. En este sentido, la escuela debe tomar un rol activo propiciando el espacio para que los niños incorporen conceptos sobre nutrición y salud, por enseñanza directa o por copia de sus pares. El fracaso escolar tiene un alto costo para el individuo y también para la sociedad entera. Un adulto con menos herramientas, tendrá menos posibilidades para un trabajo digno, sensación de fracaso y dificultad para cubrir las necesidades básicas de sus hijos… Tal vez en unos años escriba “Hace poco conocí al hijo de Tobías, es un niño feliz que adora ir a la escuela y jugar con sus amigos”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE