“Y sin embargo los libros siguen naciendo...”
Edición Impresa | 1 de Marzo de 2020 | 06:50

Por MARCELO ORTALE
Hay que avanzar por una calle arbolada, adentrarse en el City Bell profundo y llegar a una casa esquinera, oculta bajo un jardín cubierto con ramas entrelazadas por las flores azules de las campanillas. Allí se encuentra la sede de una de las editoriales privadas más antiguas de la Región. En esa selva quiroguiana respira “La Talita Dorada”, editorial independiente creada hace más de veinte años por José María Pallaoro, con más de 50 libros publicados. Allí espera sonriente el editor, junto al portón, con un termo bajo el brazo y el mate ofrecido.
Las editoriales privadas florecen en La Plata como hongos. Debe haber más de veinte sellos
“Ninguna editorial es para ganar plata”, se ataja de entrada, como poniendo las cosas en su lugar. Sin embargo, pareciera inverosímil suponer que haya veinte o treinta editores platenses dispuestos a ir a la bancarrota por una suerte de capricho cultural. Hay un misterio en el hecho de que los libros siguen naciendo sin parar. “Eppur si muove” (y sin embargo, se mueve), hubiera dicho Galileo.
Financiamientos a través de tareas particulares –talleres literarios, cursos, inclusive el desempeño de trabajos ajenos a la literatura-; costos de la edición a cargo de los autores o, en algunos casos, a riesgo de los editores, que ya cuentan con cadenas confiables de distribución y venta, serían algunas de las fórmulas. Está claro que la figura del editor independiente, en algunos casos se acerca a la de un mecenas. Un mecenas de si mismo. Estiman que un libro promedio de sesenta o setenta páginas puede oscilar hoy en los 50 mil pesos o algo más.
Es extraño, es contrastante, lo que ocurre en nuestra zona. Se asegura que el soporte papel se encuentra en retirada en todo el planeta. Se dice que la lectura convencional disminuye, que los jóvenes van sólo atrás de las pantallas. Es seguro que es así y sin embargo, como cara oculta de este fenómeno, las editoriales privadas florecen en La Plata como hongos. Debe haber más de veinte sellos y marcas nuevas que producen libros en la Ciudad.
Esa realidad se ve enriquecida por el surgimiento aquí y allá de centros o clubes de lectura –en domicilios particulares o en sitios públicos- así como por el surgimiento de pequeñas y nuevas librerías en distintas zonas de La Plata, hasta totalizar 78 en el distrito (sólo venta de libros, mientras que hay 267 papelerías según registros municipales), en donde a pesar de la visible crisis económica existente logran hacerse muchas de ellas de clientela razonable. En esos locales también se realizan presentaciones de libros y se abren cursos pagos de lectura, con la presencia de escritores o profesores que rumbean a alumnos de todas las edades.
“Ninguna editorial es para ganar plata”
José María Pallaoro
Editor
La única editorial oficial existente – “La Comuna Ediciones”, perteneciente a la Municipalidad- en poco más de dos años editó doce libros que, en diversas antologías poéticas de narrativa y poesía, incluyó a más de cien autores platenses y numerosos libros de novelistas, como (”Jitler”, de Gabriel Báñez); “Deje un mensaje después del tono”,(Mario Arteca) y “Siete cuentos”, (Humberto Costantini). Ahora tiene en preparación un libro sobre el cine en La Plata y el ya titulado libro “Obra reunida”, un trabajo que compila toda la obra poética de Horacio Castillo. Los libros mueven.
EDITORES
En el caso de Pallaoro (La Talita Dorada) tiene además un blog “El Aromito” y advierte que “no soy ajeno a lo digital, también utilizo facebook, pero el soporte papel es el que más me interesa, porque es donde podés detenerte como lector, reflexionar, dialogar con el texto”.
Esta idea fue compartida por otra novel editora, Norma Etcheverry (Proyecto Hybris Ediciones) que hace años también tiene su blog –Diagonal Converso- con el que se irradia hacia el universo digital.
Asociada con la escritora y docente Angela Gentile, sostiene Etcheverry que “en el espiral de esta época, la palabra impresa parece ceder al avance de una escritura virtual que arrasa con todo, hasta con las normas más básicas de una gramática que, hasta no hace mucho, enaltecía la calidad de un libro, del género que fuere”.
Para Etcheverry es curioso constatar cómo muchas personas, a las que le interesa comunicarse en forma esencial con otra, eligen el papel impreso para hacerlo. “Tan es así, que mucha gente elige publicar en papel, y, entonces, en mi opinión, lejos de retirarse, la palabra escrita e impresa renace como un ave fénix de entre las aguas del océano mediático, infinito, de lo virtual”.
Luego de publicar “Poetas de la Ribera”, su recién creada editorial que sólo publica libros de poesía comenzará con poetas platenses, “pero quizá logremos ampliar las colecciones y por qué no, cumplir el sueño de editar a otros autores que nos pertenecen un poco porque siempre nos han acompañado”.
Agustín Arzac (EME Editorial), junto con Verónica Luna crearon su emprendimiento en 2014 y desde entonces editaron 17 títulos, entre ensayos y novelas. “No vamos a pérdida”, sostuvo ante este cronista, aún cuando enfrenta como sus colegas las dificultades propias de un circuito de comercialización restringido. En declaraciones formuladas a otros medios ha dicho que “la atención de la crítica y los medios de difusión son menores y también el mercado es más pequeño”.
Regenteada por Francisco Magallanes, Agustina Magalles y Pablo Amadeo González, se encuentra Malisia Editorial, una de las pocas editoriales privadas con local a la calle, que incluye una librería y una distribuidora de libros y revistas, entre otras actividades. Según su catálogo, la misión de la editorial es desarrollar productos culturales y artísticos, reuniendo obras de dramaturgia, narrativa, ensayo, cuento infantil y poesía.
Por su parte, Jorge Goyeneche, (Editorial Parque Moebius) profesor egresado de Humanidades de la UNLP, sostuvo que “en principio, sólo en principio, la literatura parece regida por la ley de la oferta y la demanda”, con librerías atiborradas, dice, de “novedades que, en la mayoría de los casos tienen fecha de vencimiento”.
Asociados con Genoveva Arcaute publican novelas y cuentos y ahora confían en las editoriales chicas “porque las grandes editoriales, que habían tenido un crecimiento desmesurado, desaparecieron de la Argentina”, de modo que ya llevan editados 12 libros. “El gran problema es la distribución, de modo que le pedimos a cada autor que cada uno se dedique a llevar su libro a los estantes de las librerías o al correo”.
“Vivimos una época atravesada por el cambio de paradigma respecto al libro
Sandra Cornejo
Escritora
Goyeneche descree de los best sellers, no desde ahora sino desde siempre. Hace tres años dijo en estas columnas: “El tiempo es un buen crítico literario, y mientras tanto conviene hurgar como lectores en los recovecos, en las pequeñas editoriales que están creciendo fuertemente ahora en los intersticios del sistema. Y si no, los clásicos. Hay muchas novelas excelentes para leer, mejor empecemos por ellas”.
También en City Bell late con fuerza desde hace diez años la editorial “Barba de Abejas”, del escritor y traductor Eric Schierloh. Creada en 2010 es una editorial artesanal, con taller tipográfico que produce libros de impresión y encuadernación hogareñas, en tiradas numeradas y continuas, lo que implica que los libros nunca se agotan. Existen, por cierto, muchas otras en la zona, pequeñas e independientes como Plateada Editorial, Cedro del Líbano o Vuelta a casa.
EL ENIGMA
No debe ser lo económico el único parámetro para examinar este auge de editoriales en nuestra ciudad. Hay algo más que debiera explicar el hecho de que sigan alumbrándose tantos libros en La Plata. La gestora cultural y escritora Sandra Cornejo sostiene que “vivimos en una época atravesada por un cambio de paradigma: en lo que respecta al libro, nuestra generación ha recorrido un puente entre el soporte papel y el multiforme mundo de las redes y las nuevas tecnologías”.
“En esta época, la palabra impresa parece ceder al avance de una escritura virtual que arrasa con todo
Norma Etcheverry
Editora
“Aún así –añade- considero que el libro perdurará, cohabitando con otros formatos impensables todavía. Para expresarse, para escribir, para leer, toda interfaz suma. Sin embargo, quienes amamos los libros como objeto entrañable, atesoramos esa “memoria vegetal” y táctil que es difícil de abandonar. No es casual que en los países más desarrollados del mundo, la Biblioteca siga siendo un centro irradiador y productor de cultura y encuentro”.
Cornejo finalizó diciendo: “No me extraña que en La Plata crezcan las editoriales independientes, que a su vez caminan por un circuito de librerías, que impulsan a quienes no somos masivos. La Plata, siempre cosmopolita, tiene una tradición que la honra, aún en las márgenes”.
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