Las flores que el coronavirus marchitó en La Plata: cosechar y tirar a la calle

“Ninguna empresa del sector tiene espalda para afrontar un mes de sueldos sin ventas”, aseguran los productores

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MÓNICA PÉREZ

mperez@eldia.com

Entre pastizales secos se acumulan desde hace quince días las parvas de gerberas, claveles, rosas y liliums. Aunque fueron sembradas para adornar hogares, sorprender a cumpleañeras o convertirse en centros de mesas de grandes acontecimientos, la producción también fue alcanzada por el efecto coronavirus y ahora se seca en los establecimientos florícolas de la Región. “La pérdida es gigante y aunque no podamos venderlas, cada mañana tenemos que salir a trabajar para cortarlas y al menos cuidar que no se estropeen las plantas”, resume Américo Lópes, dirigente de la Cooperativa Argentina de Floricultores y productor de la Región.

Según datos de la entidad, hay unos 3 mil productores y cada una de sus unidades productivas tiene de 3 a 5 empleados, en suma, unas 20 mil personas están afectadas directamente por la cuarentena que se dispuso semanas atrás. Pero a esa cifra se agregan las otras cadenas de comercialización como son, por ejemplo, proveedores de insumos, puestos de flores callejeros, florerías, transportistas, etc.

“Los productores no están alcanzados por los 10 mil pesos de ayuda que da el gobierno, pero a su vez no se puede dejar de trabajar e incluso hay que sembrar pensando en que haya producción para cuando todo esto acabe”, agrega López y aclara que, pese a la gravísima situación económica, muchos de los insumos, como las semillas de liliums, se pagan a valor dólar.

La Cooperativa Argentina de Floricultores ya elevó una nota para que el sector quede comprendido entre los que comercializan bienes esenciales, una manera para zafar algo de la pérdida gigante que los golpea.

“No encuentro otra manera de que se pueda salir de esta situación, aunque no creo que se consiga; algunos productores están intentando con las verduras, pero está complicadísimo”, asegura el productor.

En la misma línea, Mercoflor, un mercado mayorista de venta de flores de corte y plantas ornamentales integrado por productores, reconoce que hace 20 días que están sin vender nada.

En la Región cada productor tiene en promedio entre media y dos hectáreas dedicadas a las flores de corte y plantas ornamentales; ellos suelen ir tres veces por semana al mercado y un mes de inactividad los lleva a perder unos mil paquetes de flores.

“Cosechar y tirar flores”, aseguran que es todo lo que pueden hacer desde que se dispuso la cuarentena. En los viveros pasa otro tanto con los plantines de estación.

Las flores que se marchitan de a centenares son como un nocaut que los deja grogui, pero los productores que ya soportaron granizos, vendavales y grandes “sequías” económicas, no permiten que se les tire la toalla.

Aunque la economía se complica, muchos ya están preparando la producción de invierno. “Esto afecta a todos los que dependen del productor y si no funciona el mercado, no hay ingresos; la continuidad de la cuarentena hasta mediados de abril hace que haya poca posibilidad de que la gente cobre sus sueldos”, se dice desde esa cooperativa.

También se reconoce que para capear el temporal algunos productores pusieron un punto y coma a la producción de flores y están intentando salir adelante con algunas verduras. No obstante se sabe que al no ser un rubro en el que estén experimentados, entrar a esa cadena de comercialización tampoco les va a resultar algo sencillo.

“Es una situación por demás compleja y cuando la economía en general se reactive, para nosotros va a ser muy lento”, asegura Yuka Yamawaki, miembro de Mercoflor y, por estos días, la encargada de gestionar alternativas de ayuda para el sector, como por ejemplo, la solicitud de créditos subsidiados para el pago de sueldos.

Gerardo Rambeau, gerente de Mercoflor, señala que la flor es un bien muy perecedero que al no poder venderse está yendo a descarte. “Ninguna empresa del sector tiene espalda para afrontar un mes de sueldos sin ventas”, confiesa.

Por eso uno de los objetivos en los que se trabaja es que el rubro sea incorporado dentro de los que pueden comercializarse. Se estudia un protocolo que se ajuste al aislamiento dispuesto por las autoridades con la idea de que se vendan flores y plantas ornamentales a través de repartos.

“El perjuicio es exponencial porque muchas familias viven de esa producción, desde florerías hasta paisajistas; tampoco se puede guardar en cámaras de frío porque eso es un recurso que se utiliza por 48 horas para que las flores lleguen mejor al interior, pero no se las puede almacenar 15 días”, apunta Rambeau, para quien esta situación es peor que lo que pasa después de un temporal porque, en esa circunstancia, no se cortan las ventas, ni las cadenas de pagos.

En el sector se remarca la necesidad de conseguir subsidios y créditos a tasa cero. Además quieren que se contemplen establecimientos que tienen menos de 25 empleados para que queden comprendidos en el programa mediante el cual el Estado se hace cargo de parte del sueldo por un año.

“Si el producto queda exceptuado de la cuarentena, nosotros podemos hacer entregas seguras porque trabajamos en espacios amplios y abiertos donde está prohibido el ingreso de particulares”, dice Rambeau, en un desesperado pedido para que dejen trabajar a los floricultores.

“Los productores no están alcanzados por los 10 mil pesos de ayuda que da el Gobierno” (López)

La Cooperativa de Floricultores elevó una nota para que el sector sea comercio esencial

 

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