El extraño caso de las cuñadas platenses olvidadas en un barco y varadas en Roma

Iban en un crucero por Europa con otros 960 argentinos. Todos volvieron menos ellas. La empresa naviera las aloja en un hotel

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Por HIPÓLITO SANZONE

hsanzone@eldia.com

¿Se las olvidaron en el barco?. Haydée Piñeiro (74) y Ana María Larronde (73), dos platenses amigas de la infancia y cuñadas, integraban desde el 3 de marzo último un pasaje de 960 argentinos a bordo de un crucero que contrataron para un viaje por diferentes puntos de Europa. Ante la declaración de la pandemia todos los pasajeros argentinos fueron dejando el barco para tomar aviones de regreso. Todos menos Haydeé y Ana María. Y si bien la empresa naviera les da por estas horas la contención de alojarlas en un hotel y hacerse cargo de los gastos, no se puede esquivar que la realidad que les toca es estar varadas en el peor lugar del mundo para vivir la pandemia: Roma.

La historia empezó a poco de salir del puerto de Buenos Aires, cuando el barco llegó a San Pablo y algunos pasajeros enterados del avance del coronavirus decidieron bajarse. Pero las luces rojas se encendieron al llegar a Barcelona cuando directamente se les impidió desembarcar.

Lo mismo ocurrió en Marsella: no pudieron pisar tierra. Pero lo más preocupante les tocó vivir en Génova donde todos los pasajeros argentinos empezaron a irse para correr a los aeropuertos a tomar aviones de repatriación. Ellas, seguían en el barco. No estaban en ninguna lista. De los 960 argentinos en el pasaje solo quedaron ellas dos.

El barco siguió rumbo al puerto de Civitavecchia, en Roma, donde las dejaron bajar y las llevaron a un hotel. Ahí, Conrado Pernas, el hijo de Ana María, se comunicó con la embajada y grande fue la sorpresa: “no tenían conocimiento de las existencia de mi madre ni de mi tía. Ni siquiera tenían los números de DNI. Les llamó la atención porque habían recibido los datos de todos los argentinos menos los de ellas dos”, contó a eldia.com.

Lo que siguió fue una trama de idas y vueltas. Primero les dijeron que tomarían un vuelo a San Pablo pero el viaje al aeropuerto fue inútil, con el riesgo que implica de tener que andar por Roma, una de las ciudades más comprometidas en el mapa de la pandemia.

La empresa está costeando todos sus gastos pero ellas quieren volver al país cuanto antes

 

“Están contenidas, la empresa se ha portado muy bien en alojarlas pero ellas quieren volver cuanto antes. Son dos personas mayores y ya sabemos lo que eso significa”, agregó Conrado.

Nadie sabe por qué todos pudieron regresar menos ellas. Tienen problemas de salud comunes a sus edades y toman medicación. La situación no es la mejor.

Y siguen ahí, en Roma, donde en otro tiempo podría decirse que están en un lugar de ensueño pero que hoy es el peor lugar del mundo para vivir la pandemia.

 

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