El uso de barbijo, la medida preventiva que más se cumple en las calles platenses

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Como en Pekín pero en La Plata: en el transcurso de unos pocos días, el uso de barbijos o tapabocas ganó masivamente las calles platenses y se convirtió en un elemento más del paisaje urbano local. De entre tantos hábitos que cambiaron desde que comenzó la cuarentena, este fue, quizás, uno de los que se afianzó más rápido. La obligatoriedad del uso para limitar la transmisión del virus por parte de aquellas personas infectadas pero asintomáticas fue dispuesta por el intendente Julio Garro. Las multas por no usarlo iban a llegar a los $130 mil. Pero no fueron necesarias: ya al segundo día se estimaba que al menos el 90 por ciento de la gente salía a la calle con algún elemento para cubrirse el rostro. Hay, además, inspectores comunales verificando que, tanto los empleados comerciales como el público consumidor, utilicen la debida protección facial. “Notamos una gran responsabilidad de los vecinos en el uso de barbijo o mascarilla, una medida que -sumado al resto de las recomendaciones de las autoridades sanitarias- puede ayudar a reducir aún más los contagios en la ciudad”, aseguró Di Grazia.

Por otro lado, y a fin de detectar posibles casos de COVID-19, realizan testeos a personas que circulan por la vía pública para corroborar las condiciones en el sentido del olfato, teniendo en cuenta que la pérdida parcial o completa del mismo puede representar un síntoma vinculado a la enfermedad.

 

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