Dueña de una juventud inoxidable, Sabatini llega al medio siglo de vida
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2020 | 01:50

Por ADRIÁN D'AMELIO
Si hay una deportista indiscutida, querida por todos y respetada por sus pares esa es Gabriela Sabatini. Esa misma Gaby, que deslumbró con su juego y revolucionó el tenis femenino con el “clásico” de la época con la alemana Steffi Graf, mañana estará cumpliendo medio siglo de vida, si 50 años.
Juventud inoxidable. Se la ve espléndida y radiante con su cara fresca y siempre con una sonrisa. Cuando en 1996 decidió alejarse del circuito profesional, Gaby eligió una vida lejos de los “flashes” y los primeros planos conservando ese bajo perfil se convirtió en una verdadera embajadora del deporte argentino.
Si bien pasa el tiempo entre Miami y Suiza -donde tiene sus residencias-, pero últimamente se la pudo ver mucho recorriendo nuestro país prestando su apoyo a diferentes deportistas y siendo cara visible de campañas solidarias como lo fue por la pandemia de coronavirus.
El 8 de setiembre de 1990, Gabriela Sabatini tocó el cielo con las manos y vivió su momento de máxima gloria. En el estadio Louis Amstrong de Flushing Meadows, ubicado en la “gran manzana”, se coronaba campeona del US Open tras vencer en la final a Steffi Graf 6-2 y 7-6 (4) ante más de 20 mil espectadores.
Gaby, llegó a ser número tres del mundo, pero se topó esa “máquina alemana” llamada Steffi Graf y otras jugadoras de enorme nivel y jerarquía como Martina Navratilova, sino seguramente hubiese sido otro el cantar. A lo largo de su carrera, Sabatini ganó 632 partidos y perdió 189 con un total de 27 títulos individuales y 12 de dobles a lo que hay que sumarle la medalla de plata que logró en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. En lo que respecta al ranking de ganancias sumó 8.785.850 dólares y desde 1987 se posicionó entre las Top-Ten del circuito.
En octubre de 1996, con 26 años, Gabriela Sabatini anunció su retiro en el Madison Square Garden de Nueva York. De esta manera, la piba Villa Devoto que comenzó a entrenar bajo las órdenes de “Palito” Fidalgo dejaba de ser una jugadora y se transformaba en uno de los personajes más icónicos del deporte argentino.
Y de ahí en más recibió todo tipo de premiaciones. Por ejemplo en 2006 ingresó al Salón de la Fama del Tenis. El año pasado, en la cena de Campeones de Roland Garros, recibió el premio “Philippe Chatrier”, el galardón más importante que entrega la Federación Internacional de Tenis por su trayectoria y contribución al tenis fuera del campo de juego; mientras que en el pasado mes de marzo fue nombrada como Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
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