La increíble historia del escribano que mató, descuartizó y tiró un cuerpo al río
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2020 | 02:25

Un escribano de Morón fue detenido cuando descartaba el cadáver descuartizado de un hombre en las orillas del río Luján, a 50 metros de la basílica de esa localidad del oeste del conurbano, informaron fuentes policiales y judiciales.
Si bien la víctima aún no fue identificada formalmente, los investigadores presumen que se trata de un jardinero de 42 años domiciliado en Villa Tesei. En una declaración a la policía, sin validez judicial, el escribano Ricardo Ignacio Baladía (56) habría dicho que lo mató porque le había robado en su escribanía que, por los rastros levantados hasta ahora, fue la escena primaria del crimen. ¿Por qué eligió Luján para descartar el cuerpo? El escribano había estado dos años en el hogar San Juan de Dios, para pacientes psiquiátricos, en esa ciudad bonaerense.
El hecho se descubrió alrededor de las 21 del miércoles en el “Recreo Colonial”, un paseo que está siendo restaurado por el municipio de Luján y donde además hay un restaurante homónimo, en Salveire y Bartolomé Mitre, a orillas del río. A un vecino le llamó la atención un auto estacionado allí, sobre todo cuando escuchó que alguien arrojaba algo al agua, por lo que no dudó en llamar a la secretaría de Seguridad de Luján, desde donde enviaron un móvil policial.
Al acercarse al coche, un BMW plateado modelo 528, los policías vieron a un hombre que acababa de arrojar una valija al río. Y no tardaron en notar que tenía las manos con sangre. Tras recuperar la maleta advirtieron que estaba vacía, aunque también ensangrentada, cuadro que terminó de completarse con el hallazgo del torso de un hombre embolsado, con la cabeza destruido y un balde con otros restos humanos en el baúl del vehículo. “El cadáver no estaba completo. Sólo se pudo recuperar el torso y algunos miembros. Lo que estaba en la valija lo llegó a descartar”, dijo una fuente judicial.
Con 20.700 dólares encima, Baladía quedó detenido. Al principio dio varias versiones extrajudiciales contradictorias respecto a quién era la víctima. “Primero dijo que era una mujer. Después apareció en el auto una billetera con el DNI de un hombre que presumimos es la víctima”, explicó un vocero judicial.
El escribano cambió de versión y, en una autoincriminación sin valor legal, le confesó a la policía que había matado a ese hombre a balazos y lo había descuartizado por una discusión por dinero, ya que los había denunciado a él y a su mujer por robar de la escribanía una suma cercana a los 50.000 dólares.
El documento de la presunta víctima pertenece a Miguel Alejandro Pereyra (42) y ahora se investiga qué tipo de relación tenía con el imputado y si es la misma persona que, en algunos registros policiales, figura con antecedentes penales. Pereyra tenía en el DNI una dirección en Castelar, pero no había hecho cambio de su domicilio que en la actualidad era en Villa Tesei (Hurlingham), donde localizaron a su concubina. El caso es investigado por la fiscal de Luján, Mariana Virginia Suárez, quien ordenó secuestrar el auto, preservar el sitio del hallazgo para el trabajo de los peritos de Policía Científica y un rastrillaje con los buzos de los bomberos de Luján en la zona del descarte del cuerpo.
Ellos encontraron una sierra, un hacha, restos de cuero cabelludo, un antebrazo y ambas pantorrillas seccionadas a la altura de la rodilla. También se buscaba en el río el arma de fuego con la que el escribano dijo haber cometido el crimen y de la que ya se confirmó que es legítimo usuario La fiscal Suárez dispuso desde la madrugada de ayer varios allanamientos, el primero de los cuales fue en la escribanía de Baladía, en Almirante Brown 1085, de Morón, donde se encontraron manchas de sangre y se secuestraron vainas servidas, un cuchillo y una hidrolavadora.
“Había sangre hasta en el techo. Todo indica que la escribanía fue la escena primaria del crimen”, afirmó una fuente judicial. El segundo allanamiento se hizo en el domicilio particular donde el imputado vivía solo, a tres cuadras de la escribanía, en Santa Fe 1089, y también se dispuso enviar una comisión policial, primero a Castelar y luego a Villa Tesei, a los domicilios de la presunta víctima.
Los restos del cuerpo que fueron recuperados fueron trasladados a la morgue de Chivilcoy, donde se iba a realizar la autopsia.
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