¿Cuándo fue la última vez que sufriste una cistitis?

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Las infecciones urinarias afectan tanto a los hombres como a las mujeres, pero son ellas las que padecen con frecuencia, incluso de manera dolorosa, el insistente y molesto picor de la cistitis: una patología leve de la pared de la vejiga que sobreviene por infección de bacterias fecales y se genera, habitualmente, durante los preliminares sexuales y el coito en las relaciones de pareja

Las bacterias que llegan a la vejiga de la mujer son microorganismos que viven y conviven con las personas en el tubo digestivo, son las llamadas enterobacterias, como Escherichia Coli (79% de los casos), Klebsiella pneumoniae (ya una superbacteria), Proteus mirabilis y Enterobacter, con gran capacidad de variación genética.

“En ocasiones actúan en solitario; otras veces aparecen más de una; y también se alternan o van cambiando; diferentes formas de incidir que generan cuadros repetidos de Infección del Tracto Urinario. Hay que diferenciar este tipo de situaciones para un mejor abordaje terapéutico, sobre todo en aquellas mujeres que tienen infecciones recurrentes”, explica.

Estas bacterias colaboran de forma activa en los procesos de digestión y destrucción de los restos alimenticios. Cuando permanecen en la zona anal tienen relativamente cerca de la uretra, zona que alcanzarán, con ayudas inestimables, para ascender a través de ella y colonizar la vejiga.

“Y ya allí suelen encontrar en la orina un medio favorable para quedarse, reproducirse y adherirse a la pared de la vejiga donde actúan provocando la inflamación. Si hemos entendido esto, es fácil relacionar un cuadro de cistitis con la relación sexual de cada mujer. Así lo cuentan muchas de ellas, que empiezan con molestias horas después de haber mantenido un contacto íntimo con su pareja”, completa.

SiNTOMATOLOGÍA

Dolor o molestia en la zona baja del abdomen. Micción muy muy frecuente. Cada pocos minutos, las mujeres tienen ganas de orinar cuanto antes, muchas veces -con urgencia: deseo intenso que obliga a ir a con prisas; puede, incluso, que llegue a perder orina camino del inodoro. Con la micción solo expulsa gotas contadas y, además, no se queda aliviada. La orina es como un fuego sobre la uretra, muy molesta, como un ardor, una quemazón.

En ocasiones, la orina contiene sangre, rojiza o de aspecto sonrosado. Cursa sin fiebre pero no se descarta la lectura de alguna décima en el termómetro. Puede aparecer cierto malestar general con escalofríos.

“Cuando una mujer acude a su médico con estos síntomas, se suele realiza un estudio inicial basado en los datos químicos de la orina mediante una tira reactiva, que identifica leucocitos, hematíes, nitritos, etc.

Cuando la vejiga está muy inflamada, sobre todo después de varias crisis de repetición, la infección bacteriana puede subir desde la vejiga a los riñones y provocar la tan temida pielonefritis aguada. Puede llevar a la sepsis y a fallos múltiples en este órgano bilateral.

 

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