Vulnerabilidad y esperanza

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Mario A. Vestfrid

Presidente de FUNDANYCC

Como toda nueva pandemia es poco lo que sabemos con respecto al COVID-19. Lo que se trata de aplicar son medidas preventivas para disminuir su propagación y contagio entre las que se destacan la cuarenta y el distanciamiento social.

El profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires Daniel Piñeiro señala que “… estamos frente a un virus nuevo con ausencia de inmunidad en la comunidad y su mortalidad es superior a la de la gripe, que tiene un alto nivel de contagio y que las poblaciones añosas con factores de comorbilidad son las más vulnerables, por lo cual deben ser fortalecidos los sistemas de salud”.

A medida que la enfermedad se difunde es mayor la cantidad de personas que van desarrollando y adquiriendo inmunidad a la espera de que surja la vacuna correspondiente.

Dado que los niños permanecen en confinamiento junto a la familia, en sus hogares, la escuela tendría que asumir que la situación es totalmente diferente y aprovechar la casa como laboratorio, comprometiendo a los padres, ya que tendrán que organizar los espacios, proveerlos de materiales y auxiliarlos en sus tareas.

De esta manera los alumnos continuarían desarrollando sus habilidades y competencias tanto físicas como mentales en la realidad de hoy, con la expectativa de que pasada la crisis los padres van a seguir cooperando con sus actividades.

El psicopedagógo y dibujante italiano Francesco Tonucci considera que “…la escuela debería aprovechar esta paradójica situación para proponer y experimentar cambios profundos y después mantenerlos cuando finalice el estado de alarma”.

En conclusión, la pandemia deja al descubierto nuestra vulnerabilidad. Sin embargo, tenemos la esperanza de superarla habiendo aprendido el valor de la solidaridad y del trabajo mancomunado.

 

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