Un espejo para mirar, el COVID-19 en tres distritos de la Provincia

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La aparición de casos de coronavirus en dos municipios del interior bonaerense que hasta hace pocas jornadas aparecían exentos de ese flagelo y que, por ello, se aprestaban a flexibilizar la cuarentena –aunque la nueva realidad los llevó ahora a endurecer el aislamiento- constituye un nuevo toque de atención acerca de capacidad y velocidad de circulación de la pandemia que hoy azota al mundo. Además de ello, otra comuna del interior provincial decidió retornar a la cuarentena obligatoria, pese a no contar con ningún caso, a raíz de la caótica experiencia en que vino a dar la habilitación de salidas y de actividades deportivas el fin de semana pasado.

Así es que, tal como se informó en estos días, fueron los distritos de Chascomús, Castelli y Baradero los que se vieron literalmente obligados a ajustar el cerrojo y retroceder a una tipo de cuarentena más estricta ante el avance de la pandemia viral.

El caso más crítico se presentó en Chascomús donde se confirmaron seis casos de coronavirus y se dispuso el aislamiento de al menos 132 personas que tuvieron contacto estrecho con esos pacientes. Lo que más preocupa en esa ciudad es que el brote está relacionado al Hospital San Vicente de Paul y a un hogar de ancianos que dependen de la Municipalidad. Un profesional de la salud de ese distrito señaló que el estado de situación es grave porque en solo diez días se quintuplicaron los casos, en una situación que atribuyeron a posibles errores cometidos que la propagación del virus.

Un caso distinto es el del partido de Castelli, en donde días atrás se habían habilitado los paseos recreativos y las salidas deportivas, pero ante la salida caótica de la gente que se reunió en forma indiscriminada, organizándose asados y otros encuentros similares, el intendente de ese partido –que tuvo en cuenta el foco infeccioso habido en la cercana ciudad de Chascomús- decidió volver atrás con la flexibilización y restablecer la cuarentena obligatoria.

En cuanto a Baradero, libre hasta hace pocos días de positivos COVID-19, habían avanzado incluso con la habilitación de comercios no esenciales como joyerías y mueblerías, pero la situación cambió a partir de la semana pasada, en que la ciudad decidió volver a la fase 1 de la cuarentena, luego de que aparecieran los primeros casos surgidos a partir de la vuelta de dos trabajadores de la salud que estuvieron trabajando en un centro de salud en Open Door.

Pese a que las condiciones de vida en el interior bonaerense y del país –con numerosas ciudades y localidades que cuentan con escasa población, que no se ven condicionados por el riesgo que implica la mayor densidad poblacional existente en las grandes metrópolis y que y que disponen de ambientes naturales extremadamente saludables-, los casos aquí señalados demuestran la capacidad de penetración y de contagio que caracteriza al COVID-19.

Los expertos señalaron que los ejemplos registrados ahora en estas ciudades bonaerenses, que venían con muy pocos o prácticamente ningún caso de coronavirus, sirven acaso como referencia acerca de lo que puede llegar a ocurrir en los distritos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), si al reanudar la actividad se disparan los casos o si los vecinos no cumplen con las normas de distanciamiento social de rigor.

 

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