Argentinos varados en Sudáfrica: “En cualquier momento nos matan”
Edición Impresa | 3 de Mayo de 2020 | 06:16

Hipólito Sanzone
hsanzone@eldia.com
A las 5 de la tarde, cuando la noche avisa que ya viene, en la calle la gente empieza correr. A los de piel negra los corre el miedo a que una bala policial los alcance “por las dudas”. A los blancos, porque su sola presencia implica un riesgo impredecible. “Relacionan al blanco con el dinero y son capaces de seguirte durante cuadras y cuadras para les des algo o, directamente, te roban, te muelen a palos”.
Esa violencia extrema incluye tiroteos, apuñalamientos, más palizas y todo ante los ojos de una policía que “no te da ninguna garantía”.
Lo cuenta Mariano Agustín Cirelli, un ingeniero que hace tres meses viajó a Sudáfrica a hacer un voluntariado y hoy es uno de los 70 argentinos varados en un escenario peligroso, incierto, sin salida a la vista.
Hace apenas unas horas Agustín y un grupo que lo acompaña quedaron en medio de un tiroteo. Unos chicos habían robado un auto y se cambiaron balazos con la policía en medio de la desesperación de la gente que todavía andaba por la calle y que era mucha porque ocurrió frente a un supermercado, uno de los más concurridos de Johannesburgo, la ciudad más poblada del país y considerada entre las 40 áreas metropolitanas más grandes del mundo. Los argentinos varados cuentan que lo mismo pasa en otros conglomerados como Ciudad del Cabo y ciudades muy pobladas.
“Nos dejaron para lo último. Hay casos extremos como el de la madre de una chica que sufrió un accidente de tránsito y tienen que operarla. Acá no están dadas las condiciones sanitarias para hacerlo, la situación es grave”, cuenta Agustín a EL DIA.COM.
Las postales que desde su relato muestra sobre la inseguridad son una más aterradora que otra. Junto a un grupo de esos 70 argentinos varados se refugia por estas horas en un hostel, donde la vida se hace cada vez más difícil de sostener. “Algunos han recibido ayuda del consulado pero la mayoría no. Y Sudáfrica es más cara que Europa”, dice.
El rand, la moneda oficial, le lleva una ventaja de 3 a 1 al peso argentino pero en la realidad del mercado, en la calle, esa diferencia es de 5 a 1 o a veces más.
“La cuarentena nos agarró de un día para el otro, fue para misma fecha que en Argentina y al otro día ya estaban cancelados todos los vuelos”, agrega.
“En cualquier momento nos matan. Hay saqueos, robos, palizas, pedradas. Acá hay ricos muy ricos y pobres muy pobres y en el medio muy poca gente. Y la segregación racial es otro tema que se ve permanentemente. También aquí hubo liberación de presos”.
Agustín cuenta “ves gente tirada en la calle que acaba de ser golpeada”.
El mismo ministerio de Relaciones Exteriores de Sudáfrica le dice a los potenciales turistas que “existe un muy alto grado de delincuencia, en ocasiones violenta”. Agustín no necesita que se lo cuenten desde un folleto turístico porque a cada minuto lo ve y lo siente.
“La Cancillería nos dejó para el final, no sabemos cuánto tiempo más podremos aguantar. Necesitamos volver, salir de acá”.
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