Pese a la cuarentena, la toma de Los Hornos se multiplica y aumenta la furia vecinal

Los denunciantes piden que la “Justicia Federal actúe de una buena vez para frenar este desastre”, que ya lleva varios meses

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“Es un colador”, así definen los vecinos de Los Hornos a la megatoma de terrenos en Los Hornos, donde más de 160 hectáreas son ocupadas desde hace más de dos meses. Afirman los frentistas que viven cerca del predio que “el juzgado federal a cargo de la causa está ausente y Gendarmería sólo se dedica a mirar cómo entra gente a cada momento para lotear y armar estructuras precarias”. También aseguraron en el barrio, que no logra salir de su estado de “hartazgo y preocupación”, que “buena parte de los que vienen a tomar tierras tienen viviendas y sólo lo toman como un negocio. No vienen a resolver una necesidad habitacional”.

Los vecinos que denuncian el crecimiento constante de la ocupación de lotes, están realizando distintas gestiones para sumar pruebas y esperar que la Justicia adopte una decisión para erradicar la ocupación y que se recupere el barrio cuánto antes.

Un grupo de frentistas ya tomó el número de las patentes de quienes llegan con rodados de toda clase: desde camionetas de gran porte, coches de alta gama y otros rodados con los que transportan los elementos para las estructuras.

“Una de las camionetas que estuvo en la zona en los últimos días es de un vecino de Altos de San Lorenzo, que vive en 20 entre 79 y 80. Esto demuestra varias cosas: una, que no vienen a resolver una necesidad habitacional, que están haciendo un negocio con esta toma. La otra es que este trabajo lo tiene que hacer el juzgado federal a cargo de Adolfo Ziulu, no los vecinos que queremos que se haga justicia y se resuelva esta cuestión”, dijo Martín Braunstein, uno de los vecinos que está al frente del reclamo de la gente que vive en los alrededores de la toma hace mucho tiempo y desde hace varios meses sufre “esta pesadilla”.

Sobre el magistrado federal al que aluden los vecinos denunciantes, aseguran en la zona que “es imposible hablar con el juez y su secretario. Ahora con el tema de la pandemia directamente no hay nadie en el despacho, al que es imposible acceder y hacen todo de manera remota, pero no deciden nada para resolver esta toma que está descontrolada. Tenemos empatía con quienes buscan resolver su situación habitacional, pero no con los que hacen un negocio de esta toma, que las ofrecen en las redes sociales, y están armando un desastre, una bomba de tiempo. Cuando hicieron un relevamiento, encontraron que sólo 10 familias tenían necesidades reales”, agregó Braunstein.

Este diario intentó dialogar ayer con el magistrado Ziulu, pero resultó imposible. Se adujo una “cargada agenda de actividades”.

UNA DE LAS TOMAS MÁS GRANDES

La megatoma de terrenos es una de las más grandes de la provincia de Buenos Aires y tiene escasos antecedentes en relación a la cantidad de terrenos ocupados. Se extiende de 76 a 91 y de 141 y 153. Las zonas más calientes dentro de la ocupación son las de 84 y 155 y 76 y 143. Remarcan que en esta última esquina, incluso, “montaron un puente de madera para pasar con los elementos de construcción”, afirman los vecinos demandantes.

“Es absurdo todo lo que ocurre. Mientras nosotros estamos confinados, adhiriendo al aislamiento social, para esta gente que está ocupando no hay cuarentena que los pare. Durante el fin de semana el movimiento fue incesante y llegaron hasta camiones con casillas prefabricadas”, dijo otro de los vecinos.

También apuntan que en los terrenos ocupados hay entre 800 y 900 personas. “Vienen por la mañana y se quedan hasta la tarde. A la noche se van porque tienen sus viviendas. Dejan una guardia. Además, no paran de ofrecerlas por las redes sociales a precios insólitos”, describen los vecinos que buscan una respuesta de la Justicia Federal, la provincia de Buenos Aires y el municipio platense.

Por lo que observan los vecinos, el entramado de parcelas subdivididas de forma improvisada en lotes que se repartieron los propios ocupantes se mantiene intacto, al igual que las casillas levantadas con maderas, nylon y chapas y en las que rara vez se ve gente habitando.

Desde el 16 de febrero que los vecinos de la toma viven cargados de incertidumbre y desde entonces realizan distintas denuncias públicas, administrativas, policiales y judiciales.

Tuvieron una fugaz sensación de alivio cuando se hizo un desalojo el jueves 20 de febrero, pero todo volvió a empeorar a las pocas horas, el viernes 21 de febrero, cuando buena parte de los ocupantes regresó para retomar la toma de los terrenos.

Hay vecinos que tienen las patentes de los autos que llevan estructuras para edificar

 

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