En cuarentena y con miedo, dos barrios platenses en jaque por los delincuentes
Edición Impresa | 6 de Mayo de 2020 | 02:20

Contra todas las previsiones, ni siquiera la cuarentena vigente está frenando el impulso de quienes hacen de la delincuencia su modo de vida. Y en dos barrios de la Ciudad, puntualmente, vecinos -y también algunos comerciantes- puedan dar cuenta de esto.
Con algunos matices diferentes, pero con un común denominador: la constante sensación de ser blanco de algún episodio de inseguridad, tanto en las inmediaciones de 143 y 70 como en la cuadra de 16 entre 93 y 95 bis.
“NO TIENE CÓDIGOS”
Juan Santana (46) es dueño de la panadería situada en 72 entre 143 y 144, pero además, como otros comerciantes y vecinos del lugar, conoce de las andanzas de un delincuente de unos 40 años, que vive en las cercanías y al que muchos lo llaman “el Rata Matías”.
Pero además padeció una de las fechorías que le adjudican a este hombre. Al respecto, en la tarde de ayer le contó a EL DIA que “en mi local vino el viernes, cuando teníamos cerrado, y luego de levantar la persiana del frente con una barreta, rompió el vidrio de la puerta de entrada”.
Su intención no era otra que ingresar allí a robar, pero al menos esa vez, no pudo lograr el objetivo.
Al respecto, Santana explicó que “por suerte justo lo vieron unos vecinos y cuando vio que se le `venían al humo`, salió corriendo para que no lo atraparan y golpearan”.
“Todas las noches este ladrón sale a robar a un vecino o en un negocio. Se la agarra con la gente del barrio”
Juan Santana (46) Dueño de panadería de 72 y 143
El panadero aseguró que “todas las noches sale a robar, a vecinos o a algún negocio. No tiene códigos, porque se la agarra contra gente del barrio, cuando vive a sólo dos cuadras de mi comercio”.
Asimismo, recordó que “este tipo puede salir a robar tanto solo como acompañado, como cuando participó con cómplices del asalto a un minimercado de la zona, donde balearon al dueño”.
“La Policía suele detenerlo, pero después se ve obligada a soltarlo. Parece que (el ladrón) tiene buenos contactos, que en esas situaciones lo ayudan”, indicó después.
Un vecino, que pidió no ser identificado, sostuvo por su lado que “este delincuente es conocido por todos en esta zona. Está perdido por las drogas y el alcohol. Hace un mes salió de estar preso y tiene al menos un hermano que todavía está detenido”.
Por su parte, Ramón García (34), propietario de una de las dos verdulerías existentes en 143 entre 69 y 70, relató a EL DIA que “hace dos semanas vinieron dos asaltantes encapuchados y armados, que obligaron a mi mujer, a otro hombre y a una chica de 18 años a meterse en el fondo, fuera de la vista del público. Les pegaron un culatazo en la cabeza a cada uno, los hicieron tirar al piso y se llevaron 9.000 pesos de la recaudación y los celulares de ellos tres”.
En el barrio sospechan que también de ese atraco “pudieron haber actuado el Rata Matías y sus secuaces”, sobre todo “un pibe de 16 años con el que suele ir a robar”.
“SE MUEVEN CON IMPUNIDAD”
Otro barrio que vive acechado por el delito es el de 16 entre 93 y 95 bis, aunque en este caso, según lo denunciado por habitantes de esa zona, hay una banda que se preocupa por concretar sus golpes en casas de familia.
Uno de los frentistas de la cuadra denunció que “estos delincuentes se mueven con mucha impunidad. Salen a robar durante la noche y porque saben que la Policía no tiene móviles suficientes para hacer patrullajes”.
“Además -acotó- aprovechan que la zona no está iluminada y que hay descampados con altos pastizales”.
Los testimonios de algunos vecinos del barrio son coincidentes acerca de la metodología que emplean al momento de irrumpir en alguna vivienda.
Se detalló al respecto que “abren las puertas a patadas, rompen ventanas a pedradas y cuando se les pone difícil entrar, la emprenden a los tiros”.
Pero su modus operandi incluye otra costumbre habitual: se van antes de que llegue la Policía y vuelven al rato, cuando ya no ven la luz azul de la baliza de un patrullero.
Sonia, que padeció a esta banda junto con su familia, contó a este diario que el domingo a la noche quisieron entrar a su domicilio tres delincuentes.
“Accionamos la alarma y se fueron. Vino la Policía, alumbró la calle, buscó entre los pastizales y se fue”, relató, todavía impresionada.
Una hora después, continuó la mujer, “volvieron, le pegaron un palazo al perro e intentaron meterse. Y de nuevo: activamos la alarma y vino la Policía”.
A la noche siguiente, señaló, “vinieron siete y andaban armados, al punto que dispararon contra la casa cuando hicimos sonar la alarma. Fue terrible”.
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