Preocupante retracción de las consultas médicas

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Una situación extremadamente crítica de la profesión médica fue puesta de relieve ayer en un informe publicado en este diario, que reflejó testimonios de diversas entidades, entre ellas de la Agremiación Médica Platense, del Sindicato Médico AMRA y del Colegio de Médicos local, así como de distintos profesionales, cuya síntesis acaso más elocuente destaca que, en la actualidad y por la incidencia de la pandemia, la salud de los médicos se ve resentida entre el riesgo al contagio y la profunda crisis laboral que sufre el sector.

Las fuentes enfatizaron en que cada vez más profesionales sufren ataques de pánico, depresiones y estrés crónico por el duro contexto que les toca enfrentar en la actualidad, mencionándose el miedo permanente a contagiarse de COVID-19 en los hospitales y llevarlo a sus casas, más la angustia de no saber cómo llegar a fin de mes debido a la brusca caída de la actividad que se experimenta en las clínicas privadas y en los consultorios, con reducciones de sueldos y de ingresos particulares.

A esos temores y a la pauperización del trabajo profesional se suman la muy frecuente judicialización del acto médico y el pluriempleo al que debe recurrir la mayoría para sostener la economía de su hogar, según sostuvo el presidente de la Agremiación Médica Platense. El directivo aseguró que “son crecientes las manifestaciones de burn out” (en inglés “quedar quemado”), en alusión a un síndrome que se traduce en la sensación de no poder más.

Tal estado de cosas fue corroborada desde el Sindicato Médico AMRA en la Ciudad, asegurándose que se están manifestando, cada vez con mayor frecuencia, ataques de pánico, estrés permanente, depresión y malestar familiar en el personal médico, reclamándose de las autoridades comprensión acerca de este problema y ayuda para los médicos.

Desde el mismo sector gremial se señaló que los médicos están padeciendo un momento económico muy delicado, sobre todo aquellos que se dedican a la actividad privada y no tienen un ingreso fijo. Como el miedo de la gente al COVID-19 han mermado las consultas, hay médicos que ya han tenido que abandonar sus consultorios porque no pueden afrontar el alquiler y en muchos sectores sanitarios, donde también disminuyó el trabajo, se les ha reducido a los profesionales la cantidad de horas, lo que se traduce en baja de los sueldos.

Similares reclamos fueron formulados desde el Colegio de Médicos platense donde se pidió una urgente intervención del Estado y de los financiadores del sistema, “para salvaguardar la actividad que tanto ha sido descuidada en los últimos tiempos”, según dijo el presidente de la entidad.

Es cierto que muchos de estos problemas, a partir de la cuarentena, son similares a los que sufre la mayoría de los sectores sociales y profesionales. En el caso de los médicos, sin embargo, existen razones multicausales, que abarcan desde la ropa inadecuada que se les brinda en los hospitales públicos, hasta los múltiples empleos que debe mantener a raíz de los bajos sueldos vigentes, trabajando en dos o más hospitales diariamente; lugares inadecuados para descansar en los nosocomios, falta de insumos de bioseguridad para una protección eficaz y ahora acusaciones que derivan en causas judiciales contra ellos por presunta mala praxis.

Frente a este tipo de realidades tan inquietantes, corresponde preguntarse qué es lo que puede ocurrir si, quienes están enfrentando hace más de tres meses la pandemia en las trincheras, se sienten menospreciados en los términos arriba reflejados. Si así fuera, ¿con qué recursos humanos solventes podría librarse entonces la batalla que falta todavía dar contra el virus? Tal como se ha dicho ya en esta columna, las autoridades sanitarias debieran ocuparse de ponderar debidamente y, llegado el caso, resolver sobre estas situaciones en forma urgente.

 

 

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