Una empresa familiar que se transformó en un gigante del agro

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Desde un pequeño comercio de acopio y ramos generales en Avellaneda, una pequeña localidad del norte de Santa Fe, nació en 1929 el emprendimiento familiar Vicentin con la puesta en marcha de su primera planta desmotadora de algodón y fábrica de aceite resultante de la molienda de semillas de algodón, lino y maní. Con los años se transformó en un gigante del sector agroindustrial, único de capital exclusivamente nacional.

Hasta su caída en cesación de pagos, estaba cuarta entre las principales agroexportadoras del país. Ahora bajó dos escalones -al sexto lugar- pero fue la empresa que más ventas externas de granos, legumbres, harinas y aceites vegetales reportó en los últimos años, con importantes ingresos en dólares.

Compite contra una serie de multinacionales que controlan el comercio exterior de granos y así también son determinantes en el flujo de divisas, como Cargill, Bunge, Dreyfus y la china Cofco. En 2019 había exportado 10 millones de toneladas de granos y subproductos (un 10 por ciento del total nacional), básicamente harina y aceite de soja obtenida en sus plantas del gran Rosario, según datos oficiales.

La empresa, que ahora el Gobierno quiere expropiar pero que cuyos activos son disputados por varios grupos privados, entró en concurso de acreedores en febrero de este año, tramite a cargo de un juzgado de Reconquista, Santa Fe.

Los accionistas serían más de 100, todos de la familia Vicentin. Sergio Nardelli, hijo de una de las herederas, es el actual CEO.

Vicentin Family Group cuenta con una treintena de empresas de distintos rubros. Pero sólo entraron en concurso las dedicadas al procesamiento de granos, con cerca de 1.300 empleados de los más de 4.000 que suma con el resto de las actividades.

Renova, principal elaboradora de biodiésel del país, la comparte el 33,3 por ciento con la multinacional suiza Glencore.

Dentro del grupo familiar se encuentra el frigorífico Friar de Reconquista (uno de los principales exportadores de carne vacuna), una desmotadora e hilandería en el norte de Santa Fe, una fábrica de jugos de uva en San Juan, la empresa láctea ARSA (que tomó los negocios más rentables de SanCor) y hasta una bodega en Mendoza.

Hasta su declaración de default, cinco días antes del recambio presidencial del 10 de diciembre del año pasado, Vicentin era la principal empresa agrícola de capitales nacionales, junto a AGD y Molinos Río.

La entrada del Estado en Vicentin resulta, como dijo el presidente Alberto Fernández, estratégica, y en ese sentido, podrá reconfigurar el negocio agropecuario nacional. Como se sabe, ese sector, el agropecuario, es a la vez el principal generador de divisas que por estos días preocupa al Gobierno, inquietud que llevó a la determinación del Banco Central a adoptar restricciones a las empresas para la compra de la divisa.

La idea del Gobierno, expropiación mediante, es crear un fideicomiso con sus activos y cederle la gestión de estos negocios a YPF Agro, la filial agropecuaria de la petrolera mixta YPF, con la cual la familia Vicentin, según dijeron, ya estaban negociando una salida.

 

 

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