El anuncio de que se urbanizará un predio fiscal disparó la llegada de usurpadores
Edición Impresa | 12 de Junio de 2020 | 02:17

Vecinos de las tierras fiscales usurpadas en Los Hornos ven con buenos ojos el proyecto de la Provincia de urbanizar las 160 hectáreas comprendidas entre las calles 76, 83, 143 y 155. Pero ayer advirtieron que desde el anuncio oficial “aumentó la cantidad de ocupantes” y que “se siguen vendiendo terrenos”. “Esto está cada día peor”, definió un vecino en diálogo con este diario.
Como se informó días atrás, la Provincia aseguró que está avanzando en un proyecto de 2.400 viviendas, el cual incluiría “lotes con todos los servicios, un área parquizada y trabajos de forestación”.
El emprendimiento está pensado para familias que viven en barrios vulnerables y también para grupos familiares de clase media. Los primeros deberán inscribirse (ya existe un censo pero muy informal, aseguraron distintas fuentes) y los segundos accederían a través de programas habitacionales provinciales y nacionales.
Ahora bien, como se dijo, vecinos y vecinas del lugar advirtieron que “si las tierras se van a desalojar para avanzar con la urbanización, mejor que se apuren, porque cada vez hay más gente instalada”.
Tras el masivo desalojo del 20 de febrero último, día en que el número de ocupantes había superado las 500 personas, siempre hay en la zona algún móvil de Gendarmería. No obstante, la presencia de la fuerza de seguridad parece apuntar a desalentar la formación de un barrio estable más que a evitar por completo la presencia de usurpadores. En ese sentido, una vecina señaló que “en realidad, viviendo habrá unas diez familias, el resto va y viene”.
Lo cierto es que “por las noches se escuchan tiros”, describió, para dar una idea sobre cómo un barrio tranquilo dio un giro de 180 grados en muy poco tiempo.
Algunos vecinos dicen que las peleas son para asegurarse un lugar “porque creen que así tienen más posibilidades de quedar si esto se urbaniza”, mientras que otros atribuyen esos episodios a robos de pertenencias entre los propios ocupantes.
En otro orden, hay que decir que muchos intentan ‘plantar bandera’ antes del inicio de las obras con dinero. “Sigue la venta de terrenos. El otro día se registró una más”, apuntó un hombre de la zona.
“Vinieron y lo compraron. Hay un grupo de WhatsApp donde se ofrecen los lotes”, dijo.
¿Gente que ya tiene casa?
“Sabemos que por la cuarentena no se pueden realizar desalojos, pero este no sería el caso porque la mayoría de la gente ya tiene una vivienda”, aseveró una mujer de un barrio aledaño.
Tras asegurar que “en varios puntos ya se engancharon a la luz” y que habría conexiones “truchas” a la red de agua, confió que “si la idea es urbanizar estos terrenos y armar un complejo de viviendas legal, con servicios y demás, estamos de acuerdo, pero no queremos que termine como Abasto”.
Se refirió así al proyecto de urbanización de un amplio predio de Abasto que quedó a medio camino, con todos los problemas que eso trajo consigo, como la ocupación de viviendas construidas a medias y la usurpación de las zonas que no se llegaron a cubrir.
Otros, con razón, se preguntaron porqué no se actúa en función de la cuarentena.
“Esta gente no solamente comete el delito de usurpación, sino también el de violar el aislamiento social obligatorio. Eso nadie lo controla”, se quejaron en los alrededores del amplio sector de Los Hornos.
Tierras privadas
El caso de Los Hornos se ha vuelto noticia recurrente por la extensión de las tierras, por la masiva ocupación que se dio desde aquella noche del domingo 16 de febrero y por tratarse de un predio fiscal donde, además, el conflicto va y viene pero nunca encuentra un final.
Sin embargo, hay que subrayar que las usurpaciones de terrenos privados continúan sin solución de continuidad.
Es más, esos casos se están dando en terrenos cuidados y hasta alambrados, indicaron damnificados de distintas zonas de la Ciudad.
Como se informó oportunamente, cada día se abre un promedio de 2,3 causas judiciales relacionadas con tomas de lotes privados.
Desde inicios de este año hubo una preocupante seguidilla de ocupaciones, lo cual disparó las presentaciones en la Justicia y al mismo tiempo puso entre grandes signos de interrogación la respuesta del Estado.
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