FINCA: la naturaleza pide ayuda a gritos desde la pantalla

Desde hoy al 24 de junio se desarrollará la quinta edición del Festival Internacional de Cine Ambiental

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Una tras otra, llegaban las evidencias de la brutal huella del hombre en la naturaleza, pero el hombre elegía no ver. La pandemia dejó todo aún más expuesto: sin el hombre expandiéndose sobre los territorios, los lagos se volvían más transparentes, el aire más respirable, los animales recuperaban sus hábitats. Y sin embargo, no faltan quienes piensan que, cuando se acaba esta larga pesadilla, todo volverá a la “normalidad”. Es decir, que el hombre seguirá sin querer seguir viendo.

Para que el hombre vea los efectos de su obra es que se desarrolla, desde hoy hasta el 24 de junio, la quinta edición del Festival Internacional de Cine Ambiental FINCA.

“Creemos que es más indispensable que nunca hablar de un cine socioambiental, de implicarnos desde nuestros hogares, con la visión que queremos de la sociedad, para que podamos efectivamente modificar este estilo de vida”, lanza como consigna Florencia Santucho, directora del festival donde se verán 76 títulos relacionados al medioambiente y sus problemáticas, de forma gratuita, a través de la web del FINCA. La mayoría de los títulos estarán disponibles durante toda la semana, para que el público acceda a ellos cuando quiera.

El festival va por su quinta edición, aunque esta será la primera vez que se desarrolle de forma online, a la espera de la reapertura de las salas.

“Es el comienzo de una nueva era: nos vamos a enfrentar con muchas más crisis y emergencias, dadas por el tipo de vida que llevamos adelante, evidentemente no sustentable. Dentro de la mala suerte que tenemos por enfrentarnos a esta pandemia, hay una oportunidad para entender que no hay más tiempo que perder”, dice Santucho sobre el momento de aterrizaje del festival en nuestras pantallas. “Como responsables del ámbito cultural, tenemos la responsabilidad de visibilizar cierto contenido, para que se tome conciencia y se asuman nuevos prácticos cotidianos”, agrega.

Y la mudanza al formato online, dice Santucho, puede resultar positiva para llevar esta misión a nuevos horizontes: realizado tradicionalmente en salas de la capital federal, ahora llegará al público de todo el país. “Esperamos que todas las localidades del país, que no tenían la posibilidad de participar directamente del festival, puedan ver las películas y entrar dentro de los debates, para que sea algo más fructífero, no solo un encuentro aséptico, donde uno mira películas y debates ajenos, sino que se cuestionen internamente qué se puede hacer desde su pequeño espacio”, afirma la directora del evento.

Y, en ese sentido, no todo será proyección de películas: como en cada edición, habrá actividades, talleres y conversatorios (algunos con inscripción previa, pero todos gratuitos como las cintas), ya que el FINCA, afirma Santucho, “no solo se propone como un espacio de exhibición de películas, también nos proponemos ser un espacio de plataformas, de intercambio de saberes”.

Entre los talleres, se dictará uno sobre cine y ecofeminismo, y otro sobre producir “en verde” desde la industria audiovisual, porque “si queremos alcanzar una sociedad justa y en equilibrio con la naturaleza, tenemos que plantearnos otra forma de relación, de inter y ecodependencia entre quienes trabajamos en un rodaje, los personajes a los que nos dirigimos y el ambiente donde vamos a enmarcar nuestros proyectos”, dice Santucho.

Además, habrá encuentros lúdico-artísticos para los más chicos, para acompañar su educación ambiental, en el ya clásico “Finquita”, y también tendrá lugar una charla de Vandana Shiva, referente de la lucha por la soberanía alimentaria, que conversará con debate con Soledad Barruti y Silvia Riveiro por streaming vía redes, un espacio donde habrá lugar para las preguntas y comentarios “para que haya un momento de encuentro a pesar del formato virtual”.

El intercambio, insiste Santucho, es clave en la misión del festival de educar y pensar nuevos hábitos hacia el futuro, y el cine tiene un rol muy importante en este cambio de hábitos, agrega: “Creo profundamente que el cine es una herramienta de transformación social, de empoderamiento, de transmisión de historias de vida que pueden cambiarnos para siempre a la hora de identificarnos con esos personajes y entender que hay situaciones en el mundo parecidas, y que entre todos podemos alcanzar nuevas estructuras de coexistencia entre los seres, de estrategias concretas, muchos de los temas que abordamos en el festival”. Por eso es que, “cuando la gente sale del cine, en este caso cuando apaga la computadora, hay una emoción, una sensación de energía, de compromiso, de esperanza”.

 

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