Una mirada desde la bioética

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Por DR. JOSÉ LUIS MAINETTI (*)

El desarrollo de la bioética fue originalmente individualista por su énfasis en los valores personales y en la autonomía del paciente frente al tradicional paternalismo médico, que en nombre del beneficio terapéutico, imponía decisiones inapelables. El escenario de la pandemia del COVID- 19, ha puesto en escena un abordaje moral que pone mayormente el foco en la justicia en la asignación de los recursos de salud, siempre escasos aún en los países más desarrollados económicamente. Si se pierde la visión solidaria y de equidad del conjunto, ingresamos en una especie de “sálvese quien pueda” donde se dilapidan gran cantidad de recursos en tratamientos innecesarios o sin aval científico. Un lamentable ejemplo de esto es la arbitrariedad e inequidad de cierta judicialización de la salud, que muchas veces impone al sistema público y privado gastos siderales en terapéuticas sin sustento médico ni moral.

Es en este marco donde los Comités de ética de los hospitales ejercen un rol de defensa de los derechos del paciente y de normatizar la forma más justa de asignar los dispositivos y la tecnología médica. Hemos visto, de manera desoladora, semanas atrás en Italia y España un colapso sanitario a raíz de la epidemia, obligando a los servicios de medicina crítica a racionalizar y priorizar el acceso a los respiradores mecánicos a aquellos pacientes más jóvenes y con menos patologías asociadas.

Se exponen así valores éticos fundamentales como la accesibilidad, que es el derecho de los individuos a una atención médica de calidad y excelencia, y la justicia, que implica dar a cada uno lo que corresponda, privilegiando y brindando las mejores oportunidades disponibles para aquellos pacientes con las mejores posibilidades de éxito. Este tipo de decisiones dolorosas que se han tomado en un contexto determinado, no deberían implicar el abandono a su suerte a aquellos pacientes añosos y de peor pronóstico, sino acompañarlos y aliviar sus padecimientos hasta el desenlace final.

 

(*) Médico especialista en bioética y docente de la Universidad Favaloro

 

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