Un 33% de los trabajadores fue despedido o suspendido

El parate por la pandemia castigó más a los de menor nivel educativo. En la Provincia y en CABA el 60 por ciento aseguró que tiene que trabajar para poder pagar las cuentas

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Por ESTEBAN PÉREZ FERNÁNDEZ

eperezfernandez@eldia.com

El coronavirus golpea a los diferentes sectores sociales de manera dispar. Y si bien se percibe un nivel elevado de comprensión para el confinamiento social como medida de prevención contra la pandemia, en Provincia de Buenos Aires y CABA el 60 por ciento de los encuestados dijo que necesita salir a trabajar y el 48 por ciento se vio perjudicado laboralmente por el cierre de la economía y un 33 por ciento fue despedido o suspendido.

Así se desprende de un relevamiento que la Fundación Bunge y Born elaboró sobre el impacto del aislamiento social en el país –al que EL DIA tuvo acceso- trabajo que se realizará durante toda la etapa que dure la cuarentena sobre 7.000 respuestas de una encuesta cerrada vía celular en mayores de 15 años y que se presentó vía zoom.

El dato que surge del informe como un aviso para Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta es que, a medida que pasa el tiempo, más ciudadanos necesitan salir para ir a trabajar.

Sobre los relevados que reportaron sentirse perjudicados en términos laborales a causa de la pandemia, aquellos más castigados han sido los de menor nivel educativo. Dentro de este grupo, un 27,25 por ciento se quedó sin trabajo, mientras que un 5,83 por ciento fue suspendido y un 15,53 por ciento trabaja menos horas que antes.

De acuerdo al índice, a medida que pasa el tiempo más ciudadanos necesitan salir para trabajar, ya que al comienzo un 54 por ciento lo había reportado, y después de cuatro semanas ese porcentaje llegó a 60 por ciento. La proporción fue mayor en aquellos con menor nivel educativo relativo, y menor nivel de resiliencia a la crisis económica. En la ciudad de Buenos Aires, esta necesidad era del 40 por ciento y creció hasta sobrepasar el 60 por ciento, cambio que no se advierte tan bruscamente en el Gran Buenos Aires.

Al respecto, el doctor en Economía e integrante del equipo de la Fundación Bunge y Born, Guillermo Bozzoli, indicó que esta diferencia puede darse “porque en la ciudad las principales actividades son los comercios y los servicios”.

SIN MIRADA NEGATIVA

Con todo, lo que se observa es que aquellos que pasan por dificultades laborales no tienen una concepción negativa del objetivo de la cuarentena, con lo cual la aceptación de su propósito no está directamente relacionada con los resultados económicos. Incluso, entre quienes perdieron el trabajo a causa de la cuarentena, 87 por ciento tiene una postura altruista respecto al aislamiento, explica el relevamiento sobre el impacto del aislamiento social en el país.

Sin distinciones entre sectores sociales, un 80 por ciento cree riesgoso salir del hogar, acepta el aislamiento y adopta cuidados preventivos como el lavado de manos. A medida que sube el nivel educativo, la aceptación de la cuarentena disminuye, pero solo el 5 por ciento cree que es una medida autoritaria e innecesaria. Pero si hubo un crecimiento en la necesidad de trabajar y en la de distracción, especialmente en los centros urbanos.

El Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS), desarrollado por la Fundación Bunge y Born, busca comprender los determinantes y motivaciones de los argentinos, que condicionan las decisiones de aislamiento como medio de prevención al contagio del COVID-19.

 

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