Creen que hacían inteligencia en taxis para dar golpes importantes en La Plata
Edición Impresa | 17 de Julio de 2020 | 02:37

Granadas, armas, cientos de municiones de calibres distintos y más de medio millón de pesos en efectivo fue lo que encontró la policía en 14 allanamientos simultáneos que hicieron en la Región y en el sur del conurbano, con la idea de desarticular una banda a la que vinculan con entraderas pesadas y a un viejo conocido- a esta altura- en las crónicas policiales: Cristian Gambini (35), aquel que el 1 de mayo resistió a un arresto con un arma tan particular que se ganó el apodo de “El hombre del Fal”.
Desde el ministerio de Seguridad identifican al grupo como la “Tete Banda” por el alias del supuesto líder, quien, sin embargo, no aparece imputado en ninguna de las causas. Sí detuvieron ayer a su hermano, aunque por “resistencia a la autoridad”, y no parece menor el dato de que su familia está ligada al negocio y a la actividad gremial de los taxis, porque la hipótesis oficial es que habrían usado los coches de alquiler para hacer “tareas de inteligencia y moverse por la Ciudad sin llamar la atención”, dijo un jefe policial, antes de resaltar que eso demostraría “la organización y peligrosidad de sus integrantes.”
Los allanamientos los ordenó la jueza de Garantías 5, Marcela Garmendia a pedido de la fiscal Cecilia Corfield, por el gravísimo incidente que ocurrió el 9 de julio pasado en una casa de Ringuelet a donde llegaron en busca de refugio cinco hombres que se movilizaban en un taxi y eludieron un control policial, informaron fuentes oficiales.
Como este diario informó entonces, los sujetos circulaban en un Chevrolet Prisma verde y blanco que al ver “las balizas del móvil identificable” hizo “una maniobra brusca de giro en U”, lo que desencadenó en una persecución de casi dos kilómetros que terminó frente a una casa de 1 entre 515 y 515 bis.
De ahí adentro salieron “entre 15 y 20 personas que facilitaron la fuga hacia el interior de la vivienda y luego por los fondos de cuatro de los ocupantes del taxi”, dijo la misma fuente, aunque no pudieron evitar la captura de un acusado de 35 años apodado “El Gordo”, y el secuestro del Chevrolet Prisma en el que la policía encontró casi 600 municiones de armas de guerra de grueso calibre.
Juego de roles
“El Gordo” recuperó la libertad en cuestión de horas por el tipo de delito que le imputaron, pero con el avance de la investigación se lo vinculó a una supuesta organización especializada en entraderas. Según los pesquisas, hicieron “seguimientos y filmaciones en los alrededores de distintos domicilios de La Plata y el conurbano”, que terminaron por complicar a este sospechoso; a otro conocido como “Ratatá” y a uno más, apodado “Matu”, detallaron los voceros consultados por este diario.
Según su versión, todos integrarían la llamada “Tete Banda”, a la que le adjudican “ilícitos de gran envergadura que azotan desde hace tiempo a la Ciudad”, funcionando como una “estructura organizada en cuya disposición cada uno de sus eslabones cumplen roles determinantes en cada delito”.
¿Cómo sería? “Disponen de plata y logística”, resumió un jefe policial, quien reveló con detalles el rol que le adjudican a cada uno de los acusados.
De acuerdo a esta hipótesis, “El Gordo” garantizaba el acceso a los vehículos de alta gama en los que se movilizaba la banda, con la venta, permuta o entrega en concesión de rodados a través de una agencia de la cual es socio, se informó. “Esto le permitía hacer desaparecer de un momento a otro cualquier vehículo comprometido”, apuntó el pesquisa, sin pasar por alto que a este mismo hombre le adjudican la tarea de acopiar “armas y municiones para el grupo”.
A “Ratatá” y a “Matu” las mismas fuentes los describieron como integrantes de la banda “con abultados antecedentes penales ligados a todo tipo de hechos violentos”, con acceso directo a los sindicados cabecillas. A ellos les endilgan la responsabilidad de haber hecho tareas de inteligencia y logística con los taxis, “para organizar los golpes antes de ejecutarlos.”
Los allanamientos los hicieron de manera simultánea decenas de policías, en distintas zonas de la Ciudad (sobre todo en Ringuelet y barrio Hipódromo) y en las localidades de Burzaco y Dock Sud, aunque en estos últimos domicilios no encontraron nada de interés para la causa.
En total, los investigadores secuestraron cinco armas de fuego; diez teléfonos celulares; 400 municiones diversos calibres; seis juegos de precintos entrelazados para sujeción; un pasamontañas y 519.750 pesos en efectivo. En la casa de “El Gordo” hallaron, entre otras cosas, dos granadas por las que hubo que convocar a expertos en explosivos que las retiraran y destruyeran de manera segura.
Registraron también la casa donde ocurrieron los incidentes del 9 de julio, donde detuvieron al hermano del apuntado como supuesto líder, aunque por “resistencia a la autoridad”, igual que a otro adulto y dos menores de 15 y 16 años.
En un domicilio cercano hallaron una caja fuerte de hierro fundido. Los investigadores están convencidos de poder procesar a los acusados por “asociación ilícita”. Por ahora, eso no pasó.
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