Prisión domiciliaria para el jubilado que mató a un ladrón
| 21 de Julio de 2020 | 12:30

El hombre de 71 años acusado de matar de un balazo en el tórax a uno de los cinco delincuentes que el viernes pasado ingresaron a robar a su casa de Quilmes Oeste fue beneficiado con un arresto domiciliario. A su vez, los familiares del fallecido fueron anoche a la vivienda del jubilado, cuyos familiares denunciaron que sufrieron amenazas.
La medida dispuesta por el juez de Garantías 2 quilmeño, Martín Nolfi, alcanzó al herrero Adolfo Ríos, quien recuperará la libertad en las próximas horas desde la comisaría 9na. y cumplirá con la morigeración en la casa de un familiar. Según indicó a Télam el abogado Hugo Icazati, el magistrado le concedió el beneficio bajo juramento de presentarse ante el juzgado cada vez que se lo requiera, por lo que el herrero no tendrá que utilizar una tobillera electrónica.
El letrado se mostró conforme con el fallo ya que junto a su colega Marino Cid Aparicio habían solicitado una excarcelación extraordinaria y, subsidiariamente, una morigeración de la prisión ya que Ríos tiene problemas de salud y por su edad es parte del grupo de riesgo ante la pandemia de coronavirus.
“Usa un bastón y el domingo se descompensó y tuvieron que llevarlo al hospital”, detalló el abogado, quien explicó que su defendido no va a cumplir la domiciliaria en su propia casa porque allí sufriría amenazas y amedrentamientos por lo ocurrido.
Más allá de este beneficio, el herrero continuará imputado de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego por disposición del fiscal Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Quilmes.
En tanto, aseveró que si bien la fiscalía considera que “el ladrón estaba en estado de indefensión, el único que estaba en estado de indefensión es este pobre hombre, rodeado por cinco barrabravas fuertemente armados y con un auto de apoyo”. Más tarde, los familiares del ladrón fueron a la casa del jubilado, donde amenazaron al autor de los disparos.
EL CASO
Quilmes Oeste. Ya era de madrugada y Adolfo Ríos, de 71 años, todavía dormía cuando lo despertaron con amenazas y golpes. Eran las cinco de la mañana y ante sí tenía a cinco ladrones.
Pese a la superioridad física, de número, el amedrentamiento con un destornillador y los rastros de violencia en su cabeza, el hombre que trabajó buena parte de su vida como herrero logró tomar su Bersa Thunder calibre 9 milímetros y los repelió a tiros. Todos corrieron, saltaron por sobre una pared y escaparon.
Uno de los ladrones iba rengueando, cayó y murió a media cuadra. Más tarde, se determinó que recibió un disparo en el tórax y por el crimen quedó detenido el vecino que había sido víctima del asalto en medio de la noche, en su vivienda.
El caso generó, en forma instantánea, una controversia judicial y cuestionamientos a la instrucción por parte de los familiares del ahora acusado. Todo mientras Ríos debía ser atendido en una clínica por una descompensación tras negarse a prestar declaración indagatoria.
En este contexto, el abogado defensor del herrero, Marino Cid Aparicio, consideró que su detención es “un error judicial” y que, debido a su estado de salud “se está abusando arbitrariamente de una persona a la que no mataron de milagro”. Ríos está jubilado pero conserva la herrería que abrió hace décadas.
Durante las últimas horas, sus tres hijos coincidieron en señalar que su padre es un “hombre de trabajo” que “quiso defender lo suyo” al ser asaltado. “No queremos que lo mate la Justicia. Queremos que llegue a juicio oral para que podamos probar su más absoluta inocencia”, dijo el abogado. El letrado apuntó contra el proceso llevado a cabo a partir de la detención del jubilado, ya que “el sábado por la mañana, que fue cuando lo indagaron”, el fiscal Ariel Rivas, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Quilmes, le había asegurado “que posiblemente no lo iban a detener, que se iba a morigerar y podía estar en su casa”.
Según Cid Aparicio, “para el mediodía habían cambiado tres veces la calificación, pasó de defensa propia a abuso en la defensa, a homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, que tiene una pena mínima de diez años y cuatro meses” de prisión, explicó. Además, señaló que Ríos tiene un “estado de salud gravísimo” y en ese sentido se refirió a la Convención Interamericana de Derechos Humanos de Personas Mayores, a la cual Argentina suscribió en 2017, “que dice claramente que no pueden estar sujetados durante mucho tiempo, aún cuando estén sometidos a procesos”.
Finalmente, ayer se dispuso la morigeración de las condiciones de detención. De manera que Ríos cumplirá con la detención en su casa. “Ahora nos enteramos de que los delincuentes que lo atacaron son barrabravas del club Quilmes, que como no hay fútbol, se dedican a asaltar”, añadió el abogado. La imputación derivó de una reconstrucción realizada por la Justicia según la cual el herrero le disparó a Franco Moreyra, uno de los cinco delincuentes, cuando ya no tenía la posibilidad de escapar y se encontraba a 60 metros de la casa asaltada. Se usaron, entre otras pruebas, imágenes de cámaras callejeras donde se ve huir a los ladrones tras saltar por un paredón que da a la calle y a Ríos acercarse a uno que quedó tendido en el piso, tras correr con dificultades. Se concluyó que allí le dio un disparo mortal. Al principio, la causa había sido caratulada como “legítima defensa”, después cambió y se detuvo al jubilado por el delito de “homicidio agravado”.
El abogado replicó que el único que estaba en estado de indefensión es este pobre hombre, rodeado por cinco barrabravas fuertemente armados y con un auto de apoyo”. “Esto es un error judicial, yo sé que había un cúmulo de detenidos muy importante el sábado a la mañana, y no hicieron la evaluación correcta desde la fiscalía de lo que ha pasado ni el análisis correcto de los videos”, concluyó. Federico Ríos, acompañado por sus dos hermanas y vecinos, dijo ayer que su padre “se trató de defender” porque “tiene sangre en las venas”.
Luego, sostuvo que “no puede quedar la carátula de homicidio. Se defendió en su casa y defendió a su vecina. No puede ser que tengamos que vivir esto. Es el mundo del revés. Los chorros afuera y la gente de bien adentro. Tiene los dedos rotos de hacer rejas para que el barrio esté seguro y ahora está preso”. Cecilia, también hija de Ríos, dijo que teme por la salud de su padre, ya que “es un hombre enfermo, que tiene problemas de salud, le falta un riñón, tiene bloqueo en las arterias, tuvo infartos y tiene EPOC”. Mas tarde, los familiares se movilizaron hacia la fiscalía de Quilmes, donde otra hija del detenido, Gabriela, aseguró que “Quilmes es tierra de nadie”, dijo y denunció que están “a merced de los chorros”.
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