Un caso con un antecedente igual de solidario y feliz

Edición Impresa

El caso de Dana cuenta con un antecedente reciente y es el de Sebastián Galleguillo, el nadador discapacitado que se robó el corazón de los argentinos porque sus padres le construyeron una pileta artesanal para que pudiese entrenar. Como este diario informó oportunamente, desde hace ya un tiempo Sebastián cuenta en su casa con una piscina de material que le fue regalada por el dueño de Placer Urbano, el mismo que ahora le hizo idéntico regalo a Dana y a su familia (ver nota central). Su dueño confesó en diferentes declaraciones que, al enterarse de la noticia, no tuvo ni un segundo de duda. “Me largué a llorar y dije: ‘a este pibe hay que ayudarlo como sea’”. La piscina, de 12 metros de largo, 3,40 de ancho y 1,60 de profundidad, le fue regalada por un fabricante de piletas que, al igual que ahora ocurre con Dana, se vio conmovido por el relato de Galleguillo en los medios. Este nadador discapacitado (sufre hipoacusia bilateral neurosensorial) practica la natación desde los 10 años. A los 13, comenzó a representar al Polideportivo La Patriada en los diferentes campeonatos. Además, se coronó campeón de los Juegos Nacionales Evita.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE