Un acta por violar la cuarentena y una sospecha amarga

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En la zona de 2 y 63 todos los vecinos y vecinas consultados respondían con amabilidad sobre el preocupante escenario con el que les toca convivir. Eso sí, pidieron en forma coincidente reservar su identidad y detalles de sus casas. Temen represalias, especialmente cuando baja el sol y por esas calles comienzan a aparecer travestis y trans, en su mayoría de origen migrante. En casos, están acompañadas por varones, jóvenes en general. “Desde hace mucho tiempo que no se ve a una prostituta subir a un auto. Acá vienen de distintos puntos de la Ciudad solo a comprar droga”, le dijo ayer a este diario un vecino.

El hombre que decidió llevarse a su familia del barrio contó, a sus allegados que la experiencia del fin de semana le dejó como conclusión una firme sospecha “no haber visto antes que esto es una organización grande. No puede ser que todo un barrio se queje y nadie haga nada. Si hubieran puesto una patrulla en la esquina, nada de esto pasaba”. En el cuadra contaron que el puesto fijo policial ordenado por el fiscal Marcelo Martini tras los incidentes del fin de semana “duró 5 segundos”. El martes, “había una guardia, pero cuando empezó la marcha de las trans se fue y apareció una patrulla en 3 y 63. Después del corte de calle volvieron y a la una se fueron”, contaron en la zona.

El vecino que denunció las agresiones en los incidentes del sábado por la madrugada, también se llevó una complicación judicial: “me hicieron un acta por violación de la cuarentena al salir de mi casa a reclamar”.

 

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