En Francia conservaban un pozo de un baño creyendo que era la tumba de un héroe de guerra
| 31 de Julio de 2020 | 17:40

La Segunda Guerra Mundial el mayor conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945 con más de cien millones de militares movilizados y un estado de "guerra total" en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares.
Marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles -el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por única vez, de armas nucleares en un conflicto militar- la Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la historia con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5 % de la población mundial.
Pero también dejó historias llamativas que mucho años después se fueron descubriendo, como la de George Smith Patton, un general del Ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial con 36 años de carrera.
En 1944, el general George Patton llegó a Francia al mando del III Ejército, en su veloz avance en dirección a la frontera alemana. Al llegar a Langres, el general quiso pasar por Bourg, el pueblo en el que había estado su escuela de tanquistas en 1917, cuando como Coronel había llegado por primera vez a ese país. Al entrar en la localidad, Patton vio a un hombre andando por la calle y se detuvo a hablar con él. Le preguntó si había estado allí durante la guerra anterior, y el francés respondió: “Sí, general, y usted también, como coronel”. Patton se sorprendió al ver cómo aquellas gentes aún le recordaban. En compañía de todo el pueblo, casi en procesión, el general visitó los lugares que rememoraban su anterior estancia en la localidad: su oficina, su alojamiento en el chateau de Madame de Vaux… y, cómo no, una visita obligada: la tumba del soldado Abandoned Rear, se detalla en el sitio snopes.com.
Allí se agrega que ocurrió que un día de 1917 el alcalde de Bourg se presentó en la oficina de Patton visiblemente afectado, diciendo entre sollozos que acababa de enterase de la muerte de uno de sus soldados. Patton no sabía nada de ningún estadounidense muerto, pero como no le hacía gracia que un extraño se diese cuenta de que el comandante de la unidad no estaba al tanto de una noticia como aquella, disimuló y le siguió la corriente. El alcalde insistió en ir a visitar la tumba, así que allí fueron ambos, regidor y coronel, a rendir un último homenaje al héroe caído. Cuando Patton llegó al lugar al que le condujo el alcalde, comprendió qué había sucedido. Los estadounidenses habían cambiado de sitio una letrina, rellenando con tierra la fosa y dejando un letrero para señalizar el lugar. El letrero colgaba de una tabla horizontal unida a otra vertical clavada en la tierra. En él habían escrito: “Abandoned Rear” (literalmente “trasero abandonado”). Los franceses habían visto la tierra removida y la cruz con el cartel y supusieron que los norteamericanos acababan de enterrar a uno de los suyos.
Patton nunca se atrevió a contarles la verdad. Tampoco lo hizo cuando regresó al pueblo, veintisiete años después, y descubrió que los lugareños habían estado todo aquel tiempo cuidando un pozo de un baño como si fuese la tumba de un héroe.
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