Horacio Taltabull

Edición Impresa

El fallecimiento de Horacio Taltabull, un vecino de extenso arraigo en la zona de Gonnet, provocó numerosas expresiones de dolor entre quienes lo conocieron y apreciaron por su forma de ser tan activa como generosa.

Había nacido el 25 de julio de 1942 en General Villegas; sus padres fueron Alicia Velurtas y Deolindo Taltabull, escribano, y creció junto a su hermano Gustavo.

La familia se mudó a La Plata cuando él tenía 5 años e inicialmente se radicó en Barrio Hipódromo, tiempo después se trasladaron a la zona de la Catedral. Cursó los estudios primarios en la Escuela N° 66 y luego completó la secundaria, en el Colegio Nacional “Rafael Hernández”, donde se hizo de un gran grupo de amigos que conservó a lo largo de toda su vida.

Siendo muy joven, en un baile de carnaval, conoció a Gladys Mirtha Lamonega, y rápidamente establecieron un vínculo que los llevó a formar una familia y establecer su hogar en la zona de Gonnet donde tuvieron una gran pertenencia y desarrollaron una activa vida social.

En el terreno laboral, trabajó como agente de propaganda médica y en la actividad comercial.

Con el tiempo llegaron sus cinco hijos: Roxana, Favio, Mauro, Christian y Hernán y la felicidad se completó con los nacimientos de sus nietos Agustina, Thomas, Lautaro, Daniela, Ariel, Facundo, Julieta, Pilar, Candela, Ana, Gonzalo, Lucía, Ludmila, Amparo, Nicolás, Valentín.

También tuvo la dicha de convertirse en bisabuelo de Bianca, Nahuel, Joaquín, Ciro, Bruno, León y Amador.

En el tiempo libre le gustaba compartir grandes reuniones familiares y encontrarse con sus entrañables compañeros y amigos de la promoción 60 del Colegio Nacional, un hábito que mantuvo hasta la actualidad.

Horacio se destacó como un gran anfitrión y excelente cocinero, en especial se ponderaron sus paellas. También le gustaba viajar por la Argentina y por el exterior.

Siempre fue un hombre muy activo y participó del grupo de la tercera edad del Club Hernández. En el plano deportivo fue simpatizante de River.

Sus allegados también remarcaron que tuvo una gran afición por la música y solía escuchárselo tarareando o silbando algún tango o tema folklórico.

De una gran nobleza, conversador y siempre dispuesto al encuentro, la familia y los amigos constituyeron el centro de la vida de Horacio y por eso se dedicó a entregarse por entero a ellos.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE