Aseguran que 8 de cada 10 jóvenes ya tienen síntomas de depresión

Así lo advirtió un trabajo supervisado por el neurocientífico Facundo Manes según el cual, además, casi el 60 por ciento de la población está sufriendo trastornos de ansiedad. Detalles de lo que llaman “la otra pandemia”

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Con los resultados en la mano de un trabajo que reveló que 8 de cada 10 jóvenes tiene síntomas de depresión, el neurocientífico Facundo Manes consideró ayer que el saldo más negativo que está dejando el coronavirus en nuestra sociedad es “una pandemia de enfermedad mental”, la cual, según advirtió el experto, perjudica a un número cada vez más creciente de jóvenes que en nuestro país están padeciendo trastornos de ansiedad o depresión.

La advertencia lanzada por el reconocido neurólogo, vale precisar, entra en sintonía con un informe publicado la semana pasada por este diario según el cual, debido al aislamiento impuesto por la pandemia, los médicos locales advierten un fuerte e inquietante incremento en los casos de depresión en chicos.

“Los jóvenes están siendo afectados y debemos trabajar para evitar que se haga crónico”

 

Ahora, el trabajo que vuelve a confirmar esta realidad es una investigación de la Fundación INECO, a cargo de Manes y según la cual la salud mental de población atraviesa por estos días un preocupante deterioro. “El trabajo que hicimos a los 6 días de iniciado el aislamiento y otro a los 72 días, mostró cifras alarmantes: 6 de cada 10 argentinos tienen síntomas de depresión. Esto cuadruplica o quintuplica los valores prepandemia”, señaló Manes.

En línea con la nota publicada por este diario, el neurocientífico dio otro dato aún más preocupante: 8 de cada 10 jóvenes del país tienen síntomas de depresión leve, moderada y severa; y más de 6 de cada 10 tienen síntomas leves, moderados o severos de ansiedad.

“Los jóvenes están siendo muy afectados y lo que tenemos que evitar es que esto se haga crónico -advirtió Manes-. La salud es una sola, y si no se pone como prioridad, la Argentina va a tener que ser reconstruida. Si tenemos un pueblo ‘quemado’, una sociedad exhausta, por más que arreglemos la deuda o traigamos inversiones, si tenemos un pueblo deprimido, desmotivado y ansioso, estamos frente a un problema no solo humanitario, sino social y económico”.

Ante esta pandemia de ansiedad y depresión, Manes planteó algunos aspectos que habría que hacer para atenuar el impacto de estos meses tan complicados. “Lo primero que hay que hacer es tener más cuidado. Tenemos que hacer una campaña de psicoeducación y explicarle a la sociedad que a veces sentirse mal es normal. Hay que darle herramientas a la sociedad para regular emocionalmente su conducta. Estoy muy preocupado porque además del virus se está propagando el miedo”.

Cambios en el humor y en el sueño, despertarse a medianoche, temor a contagiarse coronavirus e incluso salir de casa son algunas de las consecuencias que la cuarentena produjo en los niños de entre cuatro y 11 años, según otro trabajo realizado en estos días por expertas locales del Conicet. El equipo, liderado por María Florencia Andreoli, Investigadora del Conicet La Plata en el Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas, realizó un total de 814 encuestas en diferentes puntos del país y los cuestionarios fueron respondidos por las madres, padres o adultos a cargo. “La alteración más frecuente que aparece es el humor cambiante, que alcanza al 45% de los chicos sin diferencias según el grupo etario”, explicó Andreoli.

Sobre esta problemática, Manes también precisó que se debe “comunicar con menos miedo y empoderar a la población, porque vamos a convivir con el virus por largos meses y no vamos a poder estar en una cuarentena eterna”.

Además, el neurocientífico se refirió a la cantidad de tiempo que podemos sostener las limitaciones de ver a padres, hijos, amistades o sin hacer deportes. “La cuarentena sola siempre supimos que no sirve para que el virus no venga. Lo que hace la cuarentena es ganar tiempo para mejorar los sistemas de salud, para testear, para aislar (...) y si eso no se pudo hacer por una cuestión logística o porque somos un país pobre, deberíamos replantear esta estrategia porque vamos a tener largos meses para convivir con el virus y no podemos seguir en una cuarentena eterna”, aseguró.

 

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