Susana Romero: “Todavía sigo respirando, no sé hasta cuando”

A los 62, la ex vedette contó el dramático presente que atraviesa tras haber sido operada del corazón dos veces en plena pandemia

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Susana Romero, todo un sex symbol de los 80 y 90, sobre todo gracias a sus participaciones en los programas que tenían a Olmedo como estrella principal, contó en la tevé el drama que atraviesa.

“Tuve dos operaciones de corazón complicadas. No me siento bien, me falta el aire, estos días no me ayudan y la soledad tampoco. Ayer y hoy fueron los peores días, hay otros días en los que zafo”, reveló ayer Romero en diálogo telefónico con Marina Calabró para su ciclo de El Nueve, “Confrontados”, y agregó: “Estoy en plena recuperación, me falta todavía porque encontraron también que tengo una parte de la carótida semitapada. Es todo por el estrés, porque no fumo, no tomo nada”.

Visiblemente conmocionada, Romero dijo que sus problemas de salud datan de hace tres años y que son “cada vez peores porque nadie daba en la tecla”. Según relató, al principio “pensaban que era un tema óseo”, sin embargo, con los estudios, saltó que su diagnóstico era cardíaco. “Tengo un soplo en el corazón de toda la vida. Tengo el 76 % de las arterias tapadas, y también la femoral de las piernas, más el corazón y la carótida”, manifestó la ex vedette y fue contundente: “No sé cómo seguía respirando, ya me tendría que haber muerto mucho antes”.

En este sentido, Romero reveló que le quisieron hacer tres by pass pero se negó. “Entonces, me hicieron cinco stent en las piernas. Me tuvieron que coser las arterias. Tomo muchos remedios, estoy harta. El médico me obligó a hacerme la segunda operación. Yo no me quería operar más. Cada una duró seis horas. Estoy tan cansada... Pero bueno, sigo respirando; no sé hasta cuando”.

La morocha detalló además lo difícil que es su cuadro sumado al hecho de que pasa la cuarentena sola: “Estoy acostumbrada a estar sola siempre. Mis hijas me llaman todos los días. De lejos, me cuidan un montón. El tema bravo es a la noche. Tengo el botón antipánico, pero si me caigo redonda en el piso, no puede abrir nadie. No quiero pensar. Me dijeron que tenga una enfermera pero no quiero, estoy acostumbrada a estar sola”.

 

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