Duhalde provocó un revuelo político al poner en duda las elecciones 2021
Edición Impresa | 26 de Agosto de 2020 | 04:08

El ex presidente Eduardo Duhalde provocó un revuelo político al poner en duda que el año próximo se realicen las elecciones de medio término y sugerir incluso la posibilidad de un golpe de Estado, ante un cuadro social que “se desmorona”. Las palabras del ex mandatario parecieron fuera de contexto, por lo que terminó admitiendo que había “exagerado” en sus advertencias y que quería expresar su preocupación por el deterioro político.
Las declaraciones de Duhalde –que inició en el programa televisivo Animales Sueltos y continuó en varias radios porteñas- cayeron muy mal en el Gobierno, pese a que el bonaerense es amigo del presidente Alberto Fernández. Cuatro miembros del Gabinete nacional repudiaron los dichos del ex jefe de Estado y la vicepresidenta Cristina Kirchner cuestionó a los “políticos apocalípticos”.
Desde la oposición, en tanto, fueron menos enfáticos en las críticas a Duhalde, aunque el jefe del interbloque de diputados nacionales de Juntos por el Cambio, Mario Negri, sostuvo que “la democracia no está en riesgo”. El ex presidente había advertido que la influencia militar se incrementó en América Latina y citó los casos de Brasil, Venezuela y Ecuador, entre otros.
El primero en salirle al cruce fue el ministro de Defensa, Agustín Rossi, para quien un golpe de Estado militar es “imposible” en la actualidad. “Las Fuerzas Armadas están absolutamente integradas al sistema democrático”, remarcó el titular de la cartera que comanda al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. También repudiaron a Duhalde organismos de derechos humanos.
A su vez, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dijo que “el Nunca Más que se escuchó en el gobierno de Alfonsín es una bandera para todos”; y el ministro del Interior, Wado de Pedro, ratificó que “el año que viene hay elecciones y trabajamos en el cronograma que fija la ley”.
Pero Duhalde pareció referirse más a una revuelta social, similar a la de 2001, que a un golpe militar.
“No nos damos cuenta de lo que sucede con las clases medias, que se desmoronan”, advirtió el ex gobernador bonaerense, para quien el país atraviesa un “momento preanárquico”.
La experiencia que tuvo Duhalde en la crisis de 2002, que lo llevó a la Casa Rosada en forma interina, parece haber influido en su apreciación. “Es muy posible que esté afectado psicológicamente”, admitió.
Pero Duhalde no es el único dirigente que piensa que el cuadro social y económico del país está deteriorado. En sectores del radicalismo tienen un análisis similar: ya lo hizo público Ernesto Sanz y el senador Martín Lousteau, que el viernes pasado tuvo una reunión privada con el Presidente en Olivos, planteó allí su preocupación por “la escalada política en un momento de fragilidad”.
En el círculo más cercano a Alberto F. hay otra visión al respecto. La secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, afirmó: “Sólo quieren condicionarnos, arrancar concesiones y reducir derechos. El Gobierno, junto a los argentinos, está firme y atento para impedir que achiquen nuestra democracia”, publicó la funcionaria de la Presidencia en la red social Twitter.
El Presidente mantuvo silencio, al igual que el gobernador Axel Kicillof, quien estuvo reunido con Duhalde la semana pasada. “No aporta sumar leña”, comentaron fuentes cercanas al mandatario provincial.
Pero desde el Partido Justicialista, el presidente José Luis Gioja –de la misma generación de Duhalde- afirmó que “las declaraciones fueron desafortunadas e irreales”.
Hacia el final del día, la provocación parece haber logrado su cometido: que se ponga en discusión la “grieta”, bajo la advertencia de que las peleas entre dirigentes hace que la sociedad cuestione a la clase política en su conjunto, mientras las demandas ciudadanas no obtienen respuestas. “Cuando hay que buscar culpables, tenemos que mirarnos al espejo”, concluyó Duhalde.
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