Escabrosos detalles del robo y violación a una jubilada de 89 años en Barrio Hipódromo

Pasó cerca del mediodía. Un ladrón ingresó en la casa de la mujer por una puerta lateral que estaba abierta. La atacó y huyó con plata y pertenencias. Lo detuvieron. Vecinos amenazan con tomar la seguridad por su cuenta

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“Esta zona está jaqueada por los delincuentes, pero lo que le hicieron a esta abuela cruzó todos los límites”, reflexionó una vecina de barrio Hipódromo con un tono que iba de la bronca a la angustia.

Es que un par de horas antes, a metros de donde ella estaba parada entonces, un asaltante sorprendió a una mujer de 89 años en su casa, la violó y le quitó todas las pertenencias que pudo (hasta una dentadura postiza), además de poco más de 3.000 pesos. Escapó, pero a unas pocas cuadras lo detuvieron tiene 26 años. Y en el barrio, estallaron.

Demasiado horror

El brutal ataque sucedió cerca del mediodía de ayer en una casa situada en inmediaciones de 120 y 34, a pocos metros de una conocida distribuidora de cerveza y de la bajada de la autopista La Plata-Buenos Aires, donde el tránsito es usualmente intenso.

Una mujer de 89 años quiso salir al patio de su casa aprovechando que el día estaba templado, pero antes de que pudiera hacerlo se topó con un extraño que entró por una puerta trasera y no tardó nada en reducirla.

“No tenía armas”, dijo un jefe policial, “ni de fuego, ni blancas. La amenazó de palabra”, y la superioridad física hizo el resto.

El agresor abusó sexualmente de la jubilada, para luego dedicarse a revisar cada rincón de la casa en busca de plata y objetos. No había demasiado valioso para llevarse, pero manoteó lo que pudo y escapó.

Cuando abandonaba el domicilio, situado frente a una rambla arbolada por la que pasean muchos vecinos con sus mascotas, a un hombre le llamó la atención aquel sujeto desarrapado y sin barbijo en franca actitud de escape. Tanto llamó su atención que se quedó mirándolo mientras se alejaba.

En tanto, como pudo la víctima pidió ayuda y un llamado al 911 acercó a los policías del Comando de Patrullas, quienes se ocuparon de asistir y contener a la mujer, además de pedirle precisiones del atacante para salir a buscarlo. En completo estado de shock fueron muy pocos los datos que ella pudo aportarles, pero fue entonces que el testigo conectó lo que había visto con el despliegue de móviles en torno a esa casa y supuso que su declaración podía ayudar. No se equivocó.

Con la descripción del delincuente los efectivos de motorizada y de la comisaría Segunda organizaron un operativo de rastrillaje por los alrededores que permitió capturar al sospechoso en 117 y 32, secuestrándole dinero -alrededor de 3.000 pesos - y pertenencias de la víctima.

Al cierre de esta edición no se había determinado todavía si tiene antecedentes penales porque carece de documentación personal y “no aportó datos personales”. Sólo habría dicho que estuvo internado en un neuropsiquiátrico de Saladillo, apuntó una fuente oficial.

A instancias del fiscal que instruye la causa, Martín Almirón, detectives de la DDI se sumaron a la pesquisa para colaborar en la investigación del abuso, y peritos de Policía Científica que levantaron rastros de la escena, entre ellos un preservativo usado que hallaron tirado en la vereda, se informó.

“El que avisa no traiciona”

La rapidez con la que capturaron al responsable del demencial ataque no alivió la bronca y preocupación entre los vecinos.

Por lo que comentaron en un relevamiento que hizo este diario en las inmediaciones del lugar del hecho, están decididos a armarse y advertirlo a los delincuentes con pasacalles como los que ya han aparecido en otros barrios de la Ciudad y en el Conurbano (ver aparte).

“Lo habíamos resuelto incluso antes de lo que le pasó a esta abuela y si un delincuente entra en nuestras casas, actuar en defensa propia”, reveló una mujer que vive en la misma cuadra que la víctima, “ya se lo dijimos a la Policía y se lo haremos saber a los ´chorros´ con pasacalles”.

“Y el que avisa, no traiciona -continuó-; si se animan a venir a robarnos, no la van a poder contar”, presagió desafiante.

Enseguida justificó, lanzando un interrogante, la extrema decisión adoptada por el vecindario: “¿Trabajamos para darle la plata a los ladrones?”. Sin esperar respuesta, sentenció: “O mandan ellos o mandamos nosotros”.

Con respecto a la víctima, dijo que “pasó toda su vida en el barrio, nunca le habían robado y le viene a pasar esto. No puede ser”.

Sostuvo también que al delincuente “lo habíamos visto por el barrio”, pero creíamos que “estaba en situación de calle”. Todos los vecinos consultados coincidieron en indicar que “llegó y se fue caminando”. Asimismo, indicó que “este fue siempre un barrio tranquilo, donde era común ver a vecinos sentados en las puertas de sus casas hasta la noche. Pero ahora cambió”.

Juan (50), otro vecino de la zona, aportó también un diagnóstico por demás elocuente de la inseguridad que azota al lugar. “En la cuadra de boulevard 83 entre 34 y 35, robaron un montón de veces, diría que ya en casi todas las viviendas, y en algunos casos, hasta dos y tres veces”, reflejó.

“A mi casa una vez se metió a robar un pibe de 15 años, algo que es común, ya que hay varios menores entre los ladrones”, refirió, además de reprochar la falta de patrullajes.”

En sintonía con su vecina, anticipó que en la zona están dispuestos a “defendernos por nuestra cuenta, recurriendo a las armas”.

Los peritos hallaron en la vereda un preservativo usado, que secuestraron como evidencia

 

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