Piden declarar la emergencia y reactivar la construcción: el 96% está paralizada
Edición Impresa | 3 de Septiembre de 2020 | 03:37

“Insostenible”, “terminal”, “desesperante”. Los calificativos negativos se suceden entre los referentes de la construcción local a la hora de describir el crudo presente del sector en la Región. Y no es para menos: hace casi seis meses que las obras privadas están paralizadas. Eso se traduce en un freno de la actividad en La Plata, Berisso y Ensenada del orden del 96 por ciento, ya que algunos obradores públicos, “muy pocos”, pudieron continuar en marcha durante la pandemia.
El resultado, afirman, es calamitoso: miles de puestos de trabajo desaparecieron o corren riesgo de hacerlo en el corto plazo -se estima que en nuestra zona al menos 30.000 personas dependen de la construcción de forma directa o indirecta-; empresas platenses de tres o cuatro décadas de trayectoria se vieron obligadas a “tirar la toalla”; incontables proyectos inmobiliarios quedaron truncos; otros, que estaban en carpeta, ya no van a iniciarse -“se perdió la inercia del círculo virtuoso de la ejecución de obras”, resaltan-; los costos de ejecución se disparan al estirarse los plazos; y todo el sector se encuentra sumido en la agobiante incertidumbre de no saber cuándo se podrá, como ellos dicen, “volver a la obra”.
Con la emergencia buscan un alivio impositivo y acceder a créditos blandos para el sector
Ese es, en síntesis, el complejo escenario que profesionales, desarrolladores, comerciantes y empresarios ligados a la construcción local trazaron en una visita a EL DIA. Coincidieron, sin fisuras, en dos pedidos urgentes: la reactivación de las obras privadas y la declaración de emergencia para el sector, con lo que buscan conseguir cierto alivio impositivo y créditos blandos para sobrellevar la pandemia y reactivarse.
El reclamo fue tan contundente como unánime y hubo representantes de prácticamente todos los sectores vinculados a la actividad: Gustavo Casco (Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 1); Claudio Di Rocco (Cámara de Profesionales y Empresarios de la Construcción de La Plata); Fernando Maltagliati (Colegio de Ingenieros de la Provincia, Distrito V); Ariel Ramos (Colegio de Martilleros Dto. Judicial La Plata); Fernández Benavídes (Colegio de Agrimensores); Patricio Rodríguez Dacal (Cámara de Desarrolladores); Fernando Magno (Asociación de pymes de la construcción) y Alejandro Guanzetti (Asociación de Comerciantes e Industrias en Materiales de la Construcción).
“Estamos en una situación crítica y muchas de nuestras empresas en un estado totalmente terminal. Cuando hablamos de terminal nos referimos a empresarios de muchos años en la actividad que nos dicen «me banqué diez crisis, pero de esta ya no salimos más y decidimos terminar». Son empresas que llevan 30 o 40 años que se pierden”, describió Fernando Magno, con suma preocupación.
Lo que reclama el sector es un “mecanismo racional para el reinicio de la obra privada”, dijo el dirigente de Apymeco y sintetizó tres aspectos que consideran claves: “Estamos convencidos que la propuesta bajo protocolo hace compatible la salud con el trabajo. O sea, es una propuesta de reinicio responsable, no es de conveniencia”. En segundo término, subrayan que “es insostenible la salud económica de la actividad, y por ende, de las empresas, en un marco de paralización como el presente”. En tercer lugar, “necesitamos que la Provincia atienda, estudie y apruebe nuestra propuesta de reinicio progresivo y segmentado” de las obras, resaltó.
En la Región, como se dijo, el 96 por ciento de la construcción frenó en seco el 19 de marzo pasado. “Esos son puestos de trabajo y derrame a otras actividades -indica el arquitecto Gustavo Casco-. Porque la construcción no solamente reactiva a su sector específico, sino que a su vez tiene un derrame hacia toda la sociedad que no es menor. Siempre fue el motor de la reactivación más veloz para una crisis de este tipo”.
Los obreros viven esta etapa “con desesperación”, dijeron. Se calcula que, solo de viviendas multifamiliares, hay 300 obras paradas en la Ciudad. Ello implica unos 6.000 puestos de trabajo en forma directa. Y algo más de 18.000 empleos indirectos. A eso hay que sumarle las obras de viviendas particulares: estiman que hay entre 15.000 y 18.000 empleados laborales de este tipo de obras, que también están sin trabajar. “O sea, estamos arriba de 30.000 empleados sin actividad” en función de la paralización de la construcción privada.
SIN CERTEZAS
Ya son casi seis meses de “incertidumbre”, palabra que no dejan de repetir los dirigentes del sector. Reclaman saber “cuándo vamos a arrancar, cuándo nos toca a las obras. Ese es el problema más grave. Hoy, si tuviéramos alguna señal... pero desde el mensaje oficial no tenemos ninguna. Ni siquiera «estamos estudiando la actividad» ni de «tenemos pensamos comenzar de esta manera»”, remarcan.
Los protocolos, dicen, “no son un inconveniente”: ya hay cuatro aprobados. ¿Y por qué creen, entonces, que las obras privadas no arrancan? “La Provincia -explica Magno- tiene mucho temor a la movilidad de muchas personas desde lugares donde hay focos de infección”. Sin embargo, los constructores elaboraron una propuesta -junto a organismos oficiales- que propone, principalmente, “iniciar en forma progresiva y segmentada las obras como para ir probando”. Ello, basándose, en “la experiencia de las obras públicas, en las que no hubo contagios”, aseguran.
En las empresas dicen que ya no hay espalda para resistir, con recursos propios, medio año parados
La propuesta es empezar con obras mayores a los 500 metros cuadrados; con una capacidad máxima de ocupación en las obras (en cuanto a los obreros); sin admitir el uso del transporte público; y evitando el traslado interjurisdiccional. La propuesta atravesó diferentes instancias gubernamentales, “pero cuando llegó a la máxima autoridad provincial se decidió no aprobarla”, indicaron a EL DIA.
Las entidades opinan que es “un error” considerar que “la obra privada es toda igual. No es lo mismo hacer una casa de 50 metros que un edificio de 5.000 metros. Son distintos en la tipología, en la forma de atención, en la vigilancia y en la forma de inspección de los poderes de policía de la Provincia”. En CABA, aclararon, las obras metraje de 5.000 metros cuadrados ya retomaron.
Sostienen desde las entidades que es imperioso poner en marcha esas grandes obras para evitar lo que “hoy está pasando, que es la anarquía”. “Hoy las obras están empezando solas, sin que nadie las apruebe. Entonces, ¿eso qué va a generar?: mayor contagio por naturaleza. En cambio, se puede evitar si se las encauza en un proceso organizado, con protocolos. Falta la decisión política de que podamos diferenciar las obras que son vigilables de las que no lo son”, dijo Magno.
Ayudas estatales que “no alcanzan”, costos que se disparan al estar las obras frenadas, mano de obra especializada que migra hacia donde hay oferta laboral, y obligaciones que no se pueden afrontar (ver aparte) se acumulan para configurar el que “sin ninguna duda, es el peor año de la historia de la construcción local. No hay posibilidad de que no sea así. Nunca se vio una crisis como esta, ni siquiera el 2001”, coincidieron.
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