Pence, un aliado fiel a Trump que un día se cansó y eligió defender la Constitución

El Vicepresidente se negó a objetar el resultado electoral y criticó el ataque al capitolio. El Presidente, furioso, lo llamó cobarde

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Donald Trump jugó sus fichas hasta último minuto. Cuando la sesión extraordinaria del Congreso estaba a punto de empezar a sesionar ayer para convalidar el resultado electoral del 3 de noviembre, el vicepresidente saliente Mike Pence recibió un pedido de su superior: debía negarse a ratificar el triunfo del demócrata Joe Biden.

“Si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones”, dijo Trump a sus partidarios reunidos afuera de la Casa Blanca. “Tiene el derecho absoluto de hacerlo”. Se refería a que Pence enviara de nuevo los votos del Colegio Electoral a los estados respectivos donde supuestamente se había producido fraude para ser recontados, algo que la Justicia desestimó una y otra vez en diferentes demandas interpuestas por el magnate ante los tribunales.

“Mike Pence tendrá que ayudarnos, y si no lo hace, será un día triste para nuestro país”, añadió Trump, tildando de “débiles” a los legisladores republicanos que planeaban certificar a Biden. Trump también había lanzado previamente un hilo de tuits instando a su fiel vicepresidente a no ratificar el resultado de los comicios.

La carta que sorprendió

Pero Pence decidió esta vez no acompañar a Trump. En una carta enviada a los congresistas antes de comenzar la sesión en el Capitolio, Pence, en su carácter de presidente de la reunión, aclaró que no podía revocar los resultados de las elecciones. “Es mi juicio meditado que mi juramento de apoyar y defender la Constitución me impide reclamar autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deben contarse y cuáles no”, escribió Pence a los congresistas.

Tras conocerse esta carta, Trump descargó su cólera en Twitter. “Mike Pence no ha tenido el coraje de hacer lo que tendría que haber hecho para proteger a nuestro país y la Constitución, dado que los estados no han tenido la opción de certificar con los hechos corregidos y no unos fraudulentos y imprecisos que se les pidió previamente certificar. EE UU demanda la verdad”, escribió el mandatario saliente.

Además, condenó el ataque al Capitolio: “No puede tolerarse” dijo y advirtió que los implicados en esta acción recibirán todo el peso de la ley.

Durante tres años y 11 meses, Pence fue uno de los más abnegados aliados de Trump, pero en las últimas semanas del gobierno del millonario republicano, el vicepresidente ha enfrentado una fuerte presión de su jefe para sumarse a su infundada epopeya de agitar el fantasma del fraude respecto de la elección que ambos perdieron.

De acuerdo a la ley electoral de EE UU, al vicepresidente le corresponde presidir la sesión conjunta del Congreso en la que los legisladores contarán y confirmarán los votos del Colegio Electoral enviados por los 50 estados.

Por eso, la posición de Pence era más que delicada ayer. Podía darle a Trump la última oportunidad de intentar revertir la victoria de Biden, pero eso iba contra la Constitución.

El papel del vicepresidente es mayormente administrativo y ceremonial: supervisar la confirmación final de que la votación fue ganada por Biden, quien jurará su cargo el 20 de enero.

Pence fue leal hasta casi el final. Pero no respetar la Constitución fue un límite que no estuvo dispuesto a cruzar.

 

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