Resistencia a antibióticos: alertan que se adelantó 10 años en el país

Por el uso indiscriminado de este tipo de fármacos, la cantidad de infecciones que no responden a ellos viene creciendo en forma más acelerada de lo previsto. Así lo advierten desde la Sociedad de Infectología

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“Serán los microbios los que tengan la última palabra”, dijo Pasteur hace más de un siglo, y aunque su frase admite varias interpretaciones, una de ellas resuena hoy como una oscura premonición. Mientras que la Organización Mundial de la Salud sostiene que el mundo está al borde de que muchas infecciones comunes vuelvan a matar sin freno debido al mal uso de antibióticos, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) alertó días atrás que “en el 2020 se adelantó diez años la resistencia antimicrobiana” por el uso indiscriminado de estos fármacos en el país.

La resistencia es un fenómeno de adaptación natural que se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos evolucionan con el tiempo y ya no responden a los fármacos utilizados para tratarlos, lo que hace que las infecciones comunes sean más difíciles de curar, aumentando tanto el riesgo de muerte del paciente como de propagación de enfermedades de mayor gravedad.

Si bien se trata de un fenómeno natural, en los últimos años el uso inadecuado de los antibióticos ha llevado a que aparezcan cada vez con más frecuencia en la comunidad infecciones cutáneas, urinarias y respiratorias causadas por cepas que ya no responden a los tratamientos habituales, alertan los infectólogos al señalar entre sus causas tanto la venta de estos fármacos sin receta como su sobreprescripción.

La OMS prevé que para el año 2050 la farmacorresistencia podría matar a más gente que el cáncer

Como explican los expertos, la liviandad con que se recetan, se venden y se consumen antibióticos constituye una de las principales razones de que estas drogas, alguna vez milagrosas, estén perdiendo la pulseada frente a los gérmenes. Porque contra lo que sucedía hace unas décadas, hoy las bacterias se están volviendo inmunes a ellos mucho antes de que la industria logre desarrollar otros nuevos para reemplazarlos. Y a este ritmo, el futuro que se perfila para el mundo resulta aterradoramente parecido al que sugiere la frase de Pasteur.

EL DOBLE DE INFECCIONES

En el Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), que se desarrolló durante la última semana en el Hotel Hilton de Buenos Aires, el comité de expertos alertó concretamente que “en el 2020 se adelantó diez años la resistencia antimicrobiana” por el uso indiscriminado de antibióticos.

A lo largo del año pasado hubo una duplicación del número de infecciones asociadas al cuidado de la salud que se relacionan mayoritariamente con la multirresistencia. Dentro de los hospitales hubo un incremento importante de las drogas que se usaban, por ejemplo para la neumonía”, explicó la presidenta del Comité Científico de la SADI, la médica infectóloga Wanda Cornistein

“En base a investigaciones del Instituto Malbrán hoy sabemos que en el 2020 se adelantó diez años la resistencia antimicrobiana que esperábamos”, remarcó la especialista al señalar que se observa una “prevalencia de enterobacterias, organismos de prioridad para la Organización Mundial de la Salud que en nuestro país están en todas las unidades de cuidados intensivos”.

“La resistencia antimicrobiana fue uno de los ejes conductores del Congreso porque constituye uno de los grandes problemas que estamos teniendo”, dijo por su parte la infectóloga Analía Mykietiuk, secretaria de la comisión directiva de SADI, quien apuntó contra el uso indiscriminado de antibióticos por parte de la población como una de las principales causas de la pérdida de eficacia de estos fármacos.

En tanto, la presidenta del Comité Organizador, la infectóloga Susana Lloveras, advirtió sobre el rol de miembros del equipo de salud como los farmacéuticos, que a veces “venden antibióticos sin una prescripción médica”, lo que contribuye a aumentar la resistencia de ciertas bacterias a ellos con consecuencias fatales para la comunidad.

EN AUMENTO

Mientras que hace apenas una década la resistencia microbiana le costaba la vida a unas 700 mil personas al año en el mundo, la Organización Mundial de la Salud prevé para 2050 unas diez millones de defunciones anuales por esta razón, lo que supera a las víctimas por cáncer, señalan en el Ministerio de Salud.

Al referirse al trasfondo del fenómeno, desde la cartera sanitaria nacional, que regularmente lanza campañas de concientización sobre el tema, resaltan que “si bien son muchos los factores que están acelerando la amenaza de la resistencia microbiana, entre los principales se encuentra el uso excesivo e indebido de antibióticos en los seres humanos, en la ganadería y la agricultura, así como el acceso deficiente al agua potable, el saneamiento y la higiene”.

De ahí que la lucha contra esta amenaza “debe ser abordada interdisciplinariamente”, señalan al resaltar que no hacerlo “pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos, además de complicar el éxito de las cirugías mayores, los trasplantes de órganos y las quimioterapias, que se ven comprometidos en ausencia de antibióticos eficaces para tratar sus complicaciones infecciosas”.

En Argentina, según datos relevados hasta el año pasado por el Instituto ANLIS Malbran, “el 43% de los pacientes con Stafilococcus aureus son resistentes a meticilina, 20% de los diagnósticos de Klebsiellas pneumoniae, 24 % de Pseudomonas aeruginosas y 84% de cepas de Acinetobacter baumanii son resistentes a Carbapenemes, una de las últimas herramientas terapéuticas para tratar infecciones”.

La colistina es el último recurso para el tratamiento de infecciones potencialmente mortales por enterobacteriáceas resistentes a los antibióticos carbapenémicos y es lenta la incorporación de nuevos antibióticos para tratamiento terapéutico, señalaron desde la cartera de Salud, donde consideran “fundamental que sólo debe usar antibióticos aquel paciente que haya sido recetado y, aunque otra persona presente los mismos síntomas, en ningún caso deben ser compartidos”.

 

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