Campeón humilde y con el esfuerzo como aliado
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2021 | 05:39
A los 34 años decidió “colgar” la raqueta. Leonardo Mayer anunció su adiós definitivo al tenis, algo que se intuía, dejando atrás una carrera que tuvo como punto cumbre la conquista de la Copa Davis en 2016 al ser parte del equipo argentino que venció en la final a Croacia por 3-2, en Zagreb.
“Quiero anunciar que me retiro. El tenis me dio muchas alegrías y es parte de mi vida desde muy chiquito, siento que ya es hora de cerrar este capítulo maravilloso como jugador”, publicó el “Yacaré” Mayer en su cuenta de Instagram.
Mayer, fanático de Boca y de la pesca, construyó con esfuerzo una carrera destacada con dos títulos ATP 500, ambos en Hamburgo (2014 y 2017). El mejor puesto en el ranking mundial fue el 21, en junio de 2015. “Quiero agradecer a cada una de esas personas que siempre me levantaron cuando pasé momentos malos en mi carrera, que siempre estuvieron cuando no salían las cosas y que lucharon para lograr cada objetivo conmigo”, añadió.
En pareja con Milagros Aventín, una antropóloga platense que lo acompañó en sus viajes por el mundo como tenista, construyó una familia con tres hijos: el mayor Valentino (4 años) y los mellizos Camilo y Pedro, de apenas 9 meses que llegaron a principios de este año.
“Gracias a mi esposa Milagros que fue parte de todos los momentos vividos y apoyo fundamental, tenemos tres hijos hermosos que son los mejores trofeos. Muchas Gracias y seguiré muy metido en el tenis. Hasta siempre”, concluyó Mayer en su carta de despedida.
Más allá de su campaña en el circuito, Mayer será recordado por su enorme compromiso con la camiseta argentina y la Davis. El “Yacaré” protagonizó un partido histórico en el predio de Tecnópolis en la serie que Argentina le ganó a Brasil por la ronda inicial del Grupo Mundial 2015.
Mayer le ganó un maratónico cuarto punto a Joao Souza por 7-6 (4), 7-6 (5), 5-7, 5-7 y 15-13 en una batalla física y mental que se extendió por seis horas y 42 minutos, récord en la Davis y que obligó a reflexionar al punto de que modificaron la forma de juego para que no se repitiera semejante desgaste.
Mayer formó parte de una hazaña única, y quizá irrepetible, como llevar a Argentina a conquistar la Copa Davis, con lo que dejó su nombre en las páginas doradas del tenis nacional y a ese aura de campeón le añadió un don de gente difícil de encontrar, que es un detalle saliente de su personalidad para destacar en la hora del adiós.
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