Se inauguró hace 70 años el ícono infantil que enorgullece a la Ciudad

Entre otros eventos, se presentará un libro que cuenta la rica historia del proyecto pensado para educar y recrear a la vez

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“El origen fue hacer una especie de ciudad y después se fue agregando hasta hacer una república, y después vino la idea esa de hacer la instrucción general del chico como ciudadano viviente. Plantar la semilla hasta ser presidente de la Nación. Todo fue un rompecabezas, pero al final salió bien”. Así relató, oportunamente, varias décadas atrás, el arquitecto Jorge Homero Lima, uno de los diseñadores de la obra, la evolución de la iniciativa que terminó siendo en el emblemático predio de Gonnet la República de los Niños. Hoy, 26 de noviembre, se cumplen 70 años de la inauguración de un proyecto tan faraónico como fundamental que jerarquizó con mucho a la Ciudad. Vale la ocasión del aniversario para realizar un recorrido por esa trayectoria.

En el marco de los festejos que tendrán lugar hoy en el predio del camino Belgrano y esquina 500 -ver aparte- se presentará el libro “La República de los Niños. Saber ver, leer y comprender su arquitectura”, de Néstor Lázaro, arquitecto de larga carrera, en distintas funciones, dentro del ámbito municipal, y que desde hace años se encuentra al frente del Archivo Histórico de la República de los Niños. El autor repasa en el volumen el momento de inauguración de la obra (26 de noviembre de 1951), la memoria descriptiva del lugar y recuerdos de protagonistas que fueron parte de la iniciativa.

Juegos en la calle principal de la república, en los `60 / Archivo

La obra de Gonnet comenzó a gestarse en un momento histórico mundial y nacional muy particular. Terminaba la década del 40, Europa transitaba la posguerra, y transcurría en el país el primer gobierno de Juan Domingo Perón. El concepto de infancia atravesaba una transformación en el imaginario social de los países de Occidente. Asimismo, el sistema democrático y republicano alcanzaba su máximo reconocimiento.

Corría 1949 y el entonces gobernador provincial, Domingo Mercante, propuso el proyecto, al que fundamentó señalando el deseo de “poner al niño en un medio de alegre esparcimiento, en directo contacto con las responsabilidades ciudadanas del futuro, para que cuando llegue a hombre sea un argentino consciente de sus deberes, derechos y obligaciones. A la par que tenga para sus primeros años un recuerdo amable e imperecedero, y así forme a sus vástagos más buenos y generosos”. Perón, entonces, expropió las 53 hectáreas que pertenecían al club de golf del frigorífico Swift y se puso en marcha así un complejo que combinó lomadas, bosques y espejos de agua con 35 edificios -reunidos en un conjunto de estilo ecléctico- que recrean las instituciones de una república y la vida urbana y rural de una sociedad, todo a una escala concebida para niños y niñas de 10 años.

Junto a Lima trabajaron en el diseño los arquitectos Alberto Cuenca y Julio Carlos César Gallo. Los clásicos cuentos infantiles de Andersen y los hermanos Grimm, como también temas mitológicos y leyendas medievales donde aparecen hadas, duendes y la magia lo gobierna todo, inspiraron a los constructores de la mega obra.

“Fue una época de numerosas obras públicas (el teatro Martín Fierro y el camino a Punta Lara por diagonal 74 son de la gestión de Mercante), y la República de los Niños fue la de mayor despliegue arquitectónico y el primer parque educativo y recreativo de América Latina concebido para una escala infantil”, resalta Lázaro a EL DIA.

¿Sigue cumpliéndose la meta educativa planteada en su fundación?

 

El proyecto de “La Repu”, como se lo llama desde hace un tiempo, respondió, como se dijo, a un objetivo que combinó las funciones recreativa y pedagógica (pensada esta última en términos de enseñar al público infantil cómo y con qué instituciones se constituye un país de régimen republicano, con sus tres poderes). Así, se proyectó un sector muy simbólico al que se accede una vez que se llega al centro cívico. Tiene dos plazas principales unidas por una avenida, al modo de la Avenida de Mayo. Igual que en el caso porteño, esa vía une la Casa de Gobierno con la sede del Congreso. Allí se sitúan, además, el Banco, la Capilla y el Museo del Muñeco.

Todavía en construcción, en la zona del lago / Archivo

Ahora, con el correr de los años, ¿sigue cumpliéndose esa meta educativa trazada para su fundación? Lázaro, que estudia la historia de “La Repu” desde los años 90 subraya que el propósito original del proyecto “sólo se abandonó en los gobiernos de facto” y que en cada etapa de restablecimiento de las instituciones democráticas “se fueron añadiendo iniciativas pensadas para educar”.

El autor del libro que reseña la historia de uno de los lugares con los que más se identifica a La Plata, destaca, en ese sentido, algunos programas implementados en los últimos años, como los talleres de Educación Vial (con el uso de circuitos y kartings incluido), a cargo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial; “Mundo Nuevo”, que desde la UNLP y el Conicet presentan experimentos de óptica, física y química; y un espacio dedicado a concientizar sobre las energías renovables a cargo de personal de YPF.

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