El Mondongo sufre flagelos desde hace años y ahora se suma el vandalismo

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Hace varios años se alertó en este diario que instalar la “zona roja” en el tradicional barrio de El Mondongo abriría las puertas, inevitablemente, hacia distintos tipos de desbordes y de actividades delictivas. Lamentablemente, lo que viene ocurriendo desde entonces en esa zona de la Ciudad, lindera con el sector del paseo del Bosque que alberga a varias facultades y cercana al Centro, no hace más que confirmar ese vaticinio.

Habitado en los orígenes de La Plata por trabajadores de los frigoríficos, a los que con el correr de los años se sumaron comerciantes, empleados y profesionales como nuevos residentes, El Mondongo se ve enfrentado a una suerte de imparable ola delictiva, al punto de que algunas familias decidieron vender sus viviendas y abandonar el barrio, especialmente por la circulación de la droga y una serie de delitos vinculados al narcotráfico, cuyas consecuencias deben afrontar en forma cotidiana quienes viven allí.

Asimismo, vecinos de ese barrio conformaron hace años una lista con trece propiedades -aunque sospechaban que serían más- que fueron usurpadas y en las que se encontrarían instalados “kioscos” que venden droga. Cabe señalar que esta intrusión de viviendas para convertirlas en locales del narcomenudeo ya había ocurrió en otras zonas más alejadas del casco urbano, como El Palihue, Melchor Romero, El Mercadito, Lisandro Olmos y San Carlos.

Desde luego que, en su condición de Zona Roja, se expande en el barrio una variada oferta de sexo, con situaciones inconvenientes desde muchos puntos de vista, más allá de que, como se ha dicho, esa actividad funciona también como pantalla para el narcomenudeo en plena calle, sin que se hayan puesto en funcionamiento fórmulas para evitar semejante descontrol.

Pero eso no es todo, ya que ahora, en los últimos días, se están registrando actos de vandalismo por parte de desconocidos que en horas nocturnas atacan y destrozan a piedrazos las ventanillas de los autos estacionados. Pese a que no se registraron robos en esos vehículos, en el barrio están convencidos de que la intención primaria pasa por provocar esos destrozos como inicio de un ulterior robo pertenencias del interior de los coches.

Cabría recordar que el año pasado un programa televisivo que cuenta con audiencia masiva en el país hizo foco en El Mondongo, especialmente en la comercialización de estupefacientes que se registra -según se dijo- “a pocos metros de varias dependencias policiales, la Legislatura bonaerense y hasta la propia Gobernación”. Los personajes que aparecen en los videos fueron protegidos con el pixelado de sus rostros, aunque el audio fue muy claro y colocaron un subtitulado para mejor comprensión de lo que se mostraba.

Se habla de un barrio en el que vivieron personalidades cuya justificada fama trascendió las fronteras del país, como la de René Favaloro, y que cuenta en sus calles con bibliotecas, escuelas y entidades de bien público que representan los mejores valores históricos y tradicionales de la Ciudad.

Si bien es cierto que la seguridad y la sana convivencia social deben reinar por igual en todos los barrios, no existen dudas que El Mondongo merece y necesita que las autoridades intervengan para evitar los robos, las amenazas, las usurpaciones, los desbordes de la prostitución, los daños concretados en algunas viviendas por represalias de la delincuencia y los efectos negativos del narcomenudeo.

 

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