Un incendio que agrava el estado de abandono del Parque Pereyra Iraola
Edición Impresa | 22 de Diciembre de 2021 | 02:35

Hace pocas semanas se trató en esta columna sobre el estado de abandono que sufre el Parque Pereyra Iraola por parte de los organismos de la Provincia y por la municipalidad de Berazategui en cuya jurisdicción se asienta. Lamentablemente, ese panorama de descuido y de inexplicable desidia que pesa sobre ese valioso paseo acaba de verse agravado por un devastador incendio que afectó a unas 80 hectáreas, que obligó a la presencia y a la denodada labor de unos 150 bomberos que lograron sofocar los distintos frentes de fuego.
Lo cierto es que el viento y el calor reinantes complicaron el combate a las llamas. El Parque, que fue declarado en 2008 por la Unesco como reserva de biosfera para la preservación de la biodiversidad, fue escenario de un impresionante incendio que se desató en la noche del domingo y estuvo más de 20 horas activo, con un altísimo costo de vegetación.
De todos modos, el trabajo de casi 150 bomberos y más de 30 autobombas y equipos de los cuarteles del sur del conurbano y de nuestra Región evitaron que el fuego alcanzara a las propiedades y viviendas de los alrededores. La parte del predio devastada corresponde a un monte de eucaliptos y campos aledaños, conocido como “Bosque Massú”, en la zona adyacente a Ruta 2, kilómetro 38,5 en El Pato, entre el partido de La Plata y el de Berazategui. A medida que el siniestro se agravaba, más recursos se iban sumando al combate de las llamas. “En un momento se desbordó por completo”, reconoció un rescatista que trabajó en el lugar.
Tal como se informó, la calma llegó hacia el final de la tarde del lunes. Mientras se investiga qué origen tuvo el fuego, bomberos de El Pato se mantuvieron en el lugar en una denominada “guardia de cenizas”, para actuar rápido en caso de que se reavivara el incendio.
Más allá de las circunstancias propias de todo accidente fortuito y aún admitiendo que el siniestro haya surgido en forma accidental, azarosa, favorecido además por la sequía, el calor reinante y el viento, el valor del patrimonio afectado debería exigir, de todas maneras, la presencia preventiva y constante de guardaparques, que den pronto aviso de cualquier irregularidad. Se sabe que la dotación existente no alcanza para velar en forma cabal sobre un predio cuya superficie total oscila en las 10 mil hectáreas.
Se ha dicho también que el predio no sólo contiene riquezas vegetales y faunísticas invalorables y que es el único pulmón verde entre dos conglomerados urbanos de importancia, como son la ciudad de Buenos Aires con su conurbano y el área del Gran La Plata. Se ha detallado también que casi el 70 por ciento de su superficie fue donada a numerosos organismos gubernamentales y a diversas entidades privados, por lo que sólo queda el 30 por ciento restante reservado al uso público.
Existen además continuas intrusiones, podas clandestinas, volcado de residuos vandalismos y hasta cazas furtivas. Quienes conocen el tema, saben que sólo una decisión política de la Provincia podrá ofrecerle al Parque Pereyra Iraola el mantenimiento debido y el respeto que merece su aún admirable riqueza natural.
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