Advierten que los antojos de comida pueden constituir a veces un trastorno alimentario
Edición Impresa | 17 de Febrero de 2021 | 01:36

Entre los múltiples efectos colaterales que tuvo la pandemia de Covid, uno de los más comunes, sobre todo al comienzo, han sido los desórdenes que trajo aparejado en nuestra alimentación. De pronto una gran cantidad de personas se vieron comiendo a horas insólitas, dándose atracones o bien sufriendo antojos irrefrenables por comer algo en particular, una conducta que, según advierten especialistas, puede revelar a veces una forma de adicción.
Conocido como “Food craving”, este trastorno alimentario consiste en un deseo irresistible de comer en ciertas situaciones algo en particular. Puede ser sólo un alimento o varios, pero se trata en todo caso de una conducta compulsiva que no responde a la necesidad de alimentarnos.
Como explican especialistas en Nutrición, el craving suele expresarse con alimentos ricos en hidratos de carbono, grasas y azúcares refinados (golosinas, galletitas, embutidos y snacks), que son los productos más adictivos a los que recurrimos cuando estamos ansiosos o estresados y cuya ingesta suele producirnos una sensación de felicidad.
“Si bien uno puede tener un deseo de comer ese alimento y seguir su vida normal; algunas personas con trastornos alimentarios no pueden dejar de hacerlo y necesitan ese alimento todo el tiempo”; explica la licenciada en Nutrición Agustina Murcho marcando la diferencia entre una conducta patológica y otra que no deja de ser normal.
Como señala Murcho, quien se especializa en trastornos alimenticios, “el deseo va a estar siempre porque somos seres humanos y deseamos cosas que nos generan placer. Ahora, si esto es muy elevado y no podemos parar, habrá que ver la causa: puede ser restricción, hambre emocional, causas neurobiológicas”.
Como señala Murcho, este tipo de conducta puede obedecer a que “nos alejamos de los alimentos que deseamos comer y esto sucede porque nos enseñaron a que hay que dejar de comerlos para ser delgados, cuando la realidad es que es completamente al revés. Ya que si hay más restricción, más se come después. La restricción aumenta el craving”.
“La falta de placer hace que se genere el descontrol y desequilibrio en nuestras comidas. Si mi alimentación es aburrida, sin gusto y, si encima no me doy esos gustos como una pizza con amigos o un chocolate cuando tengo ganas, viene el descontrol porque el cerebro no aguantará más. Hay desequilibrios neurobiológicos que hacen que la persona necesite `más dosis de comida` porque no llega a alcanzar el placer necesario. Pero esa es otra cuestión que se trata junto con psicólogos y psiquiatras”, comenta la licenciada en Nutrición.
En cualquier caso “cuando la comida empieza a condicionar tu vida, cuando ves que solo pensás en qué comer y en qué no, cuando dudás mucho de si comer un alimento, o si después de comerlo necesitas usar un método compensatorio porque te dio culpa -dice Murcho- entonces es momento de consultar con un profesional”.
Con todo, agrega, “a veces ni siquiera hay que llegar a tanto: si uno detecta que está empezando a tener pensamientos muy intrusivos con la comida y el cuerpo, es ahí cuando conviene buscar ayuda profesional”.
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