Fármacos: hipertensión, sobrepeso y colesterol, un trío a combatir

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Por GREGORIO DEL ROSARIO

Un estudio internacional realizado en 20 grandes hospitales de EE UU, Canadá, México, Suecia, Perú, Bolivia y Argentina ha demostrado que los medicamentos para tratar la hipertensión arterial no interfieren con la recuperación de los enfermos de COVID-19.

En el estudio, publicado recientemente en la revista The Lancet, se propuso averiguar si dos tipos de fármacos, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, conocidos como ACEI, y los bloqueadores de los receptores de la angiotensina, llamados ARB, podían mitigar las complicaciones de la COVID-19, o lo contrario.

Antes del estudio se creía que el tomar antihipertensivos ACEIs o ARS podía ser un riesgo adicional para los hipertensos que se contagiaran de SARS-CoV-2, debido a la forma en que el virus ataca a determinados receptores celulares, y se pensaba por eso que podía ser bueno dejar de tomarlos.

El estudio se realizó a 152 personas hipertensas que estuvieron ingresadas con COVID-19 en los hospitales participantes entre el 31 de marzo y el 20 de agosto de 2020 y que desde antes de su hospitalización estaban medicados con ACEIs o ARBs. Los pacientes estudiados estuvieron hospitalizados un promedio de cinco días, tenían una edad media de 62 años y un 45 % eran mujeres. Ochenta y dos de los participantes eran de origen hispano, según la ficha del estudio.

Más del 50 % de los adultos en Estados Unidos y más del 60% en España padecen hipertensión, el riesgo número uno para las enfermedades del corazón; así que era muy importante determinar que esos medicamentos no modifican los riesgos que supone la COVID-19 para una persona. Ahora se sabe que no tienen un efecto adverso. El resultado del estudio es concordante con otro a gran escala realizado en Brasil, titulado “Brace Corona”.

Otro estudio constata que la actividad física no anula los efectos negativos del exceso de peso corporal sobre la salud del corazón, por lo tanto, no se puede estar gordo, pero sano. Esta es la principal conclusión de un trabajo publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology, de la Sociedad Europea de Cardiología.

Los participantes se clasificaron en peso normal (con un índice de masa corporal de 20-24.9), sobrepeso (25-29.9) y obesidad (30 o superior). Además, se agruparon por nivel de actividad: regularmente activos, definidos como los que hacen el mínimo recomendado para adultos por la Organización Mundial de la Salud; insuficientemente activos (alguna actividad física de moderada a vigorosa cada semana, pero menos que el mínimo de la OMS); e inactivos (sin ejercicio).

Aproximadamente el 41% de los participantes tenía un peso normal, un 41% sobrepeso y el 18% de las personas eran obesas. La mayoría eran inactivas (63,5%), mientras que el 12,3% eran insuficientemente activas y el 24,2% eran regularmente activas.

El 30% tenía el colesterol alto, el 15% la tensión arterial elevada y el 3% diabetes, explican, y detallan que los investigadores estudiaron las asociaciones entre cada grupo de índice de masa corporal (IMC) y actividad y los tres factores de riesgo.

 

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