La grieta también contamina la vacunación
Edición Impresa | 3 de Febrero de 2021 | 01:32

Mariano Spezzaapria
@mnspezzapria
El oficialismo festejó ayer la publicación de la revista The Lancet, que avaló la efectividad de la vacuna Sputnik V y que tomó como una reafirmación de que el Gobierno nacional avanzó en la dirección correcta al cerrar un acuerdo con el premier ruso Vladimir Putin. Aunque al mismo tiempo, la oposición cuestiona la escasez de dosis y el manejo partidario de la vacunación.
La controversia política quedará expuesta hoy cuando el ministro Ginés González García comparezca ante la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, cuya convocatoria será el puntapié inicial de la actividad legislativa en 2021. Pero la falta de información pública sobre la efectividad de la Sputnik V ya no será el eje de la polémica entre el oficialismo y la oposición.
En cambio, las preguntas al ministro Ginés –según pudo saber EL DIA- reclamarán precisiones sobre la provisión de vacunas contra el COVID-19, que el propio Gobierno estimó en cinco millones de dosis durante el período estival, aunque luego se verificó que tanto Rusia como los laboratorios multinacionales tienen problemas de escala de producción, lo que retrasó todas las previsiones.
En este escenario, el presidente Alberto Fernández mantuvo ayer una comunicación telefónica con Putin y buscó garantizarse que Rusia “aumentará la producción de la vacuna para que la Argentina reciba el volumen acordado”, según informó la Casa Rosada. En reserva, el jefe de Estado había manifestado sus dudas al respecto en un encuentro con la prensa en los últimos días de 2020.
También anticipó que se aplicaría la vacuna rusa, como lo terminó haciendo en enero, pero advirtió que no quería cuestionamientos porque luego faltarían dosis para los adultos mayores. Quedó claro que el Gobierno privilegiaría la campaña de concientización, ante las dudas que generaba la Sputnik V: también se la aplicaron Cristina Kirchner y el gobernador Axel Kicillof.
En la vereda opositora, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta no se puso la vacuna y el senador kirchnerista Mariano Recalde salió a criticarlo, luego de que diera positivo de COVID-19. Pero ante la escasez de dosis, la polémica se reaviva y trascienden nombres de funcionarios vacunados, como el procurador del Tesoro, Carlos Zannini; y el embajador en Brasil, Daniel Scioli.
“Se están vacunando los amigos, primos, tíos y conocidos, mientras que no hay vacunas para los abuelos”, deslizó un dirigente bonaerense al tanto de la discrecionalidad con la que se estaría aplicando la Sputnik V en la Provincia. En la misma línea, refirió a un acto en Lomas de Zamora, encabezado por el intendente Martín Insaurralde, en el que se vacunó a “85 personas”.
Del acto que se realizó en un geriátrico también participó Máximo Kirchner, jefe del bloque de Diputados del FdT y de La Cámpora, la agrupación que inició una campaña propia para anotar a posibles receptores de la vacuna en territorio bonaerense, una actividad que es reprochada por la oposición. Y que, con certeza, aparecerá este miércoles entre las preguntas dirigidas a Ginés.
La Cámpora ensayó un descargo en el que apuntó contra los medios de prensa y sostuvo que los dirigentes opositores se pliegan a las críticas a cambio de aparecer “unos segundos en televisión”. Distintos voceros del Gobierno apuntaron a su vez contra opositores como Elisa Carrió por “sembrar dudas” sobre la Sputnik V, luego del aval a la vacuna rusa por parte de The Lancet.
La grieta política que divide a la sociedad argentina, también contamina a la imprescindible vacunación contra el coronavirus.
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