La hiperconectividad y sus riesgos para los chicos y adolescentes

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Una vez más se conocieron informes sobre los peligros que asoman detrás de las pantallas de las PC a partir del imprudente uso que realizan niños y adolescentes de las redes sociales, en una situación que se acentuó desde la irrupción de la pandemia al multiplicarse esa relación con tablets y celulares hasta llegarse hoy a lo que se conoce como “hiperconectividad” digital, reflejada también en un aumento de los mensajes sexuales que intercambian. Tal como se informó ayer en este diario, especialistas en seguridad digital advierten que el aumento de las conexiones a internet incrementan la vulnerabilidad de niños y adolescentes frente a delitos como el “grooming” y el “sexting”.

El grooming es una modalidad de abuso sexual contra las infancias a través de Internet que puede estar acompañado de amenazas hacia ellos o familiares de secuestro o distribución de conversaciones o fotografías, y a veces, tras convencer a la víctima de un encuentro, este delito puede derivar en un abuso sexual físico. Otra práctica virtual es el “sexting”, que involucra el envío de contenido sexual a través de cualquier plataforma tecnológica, y que viene aumentando entre adolescentes menores de edad.

De acuerdo a datos de la Cámara Argentina de Internet (CABASE), la conectividad en nuestro país se incrementó fuertemente, especialmente entre niños y adolescentes, frente a lo que especialistas en ciberseguridad recomiendan establecer pautas de conexión y explicar la importancia de discernir entre amigos y contactos, ante el aumento de riesgos por la exposición. Este aumento en la conexión –explicaron- también exacerba el flujo de información y de datos, a la vez que “acerca a los delincuentes a sus víctimas, ya que en muchos hogares prevalece el aislamiento digital con chicos y chicas refugiados en sus habitaciones.

Un especialista advirtió que en cada platatorma, desde Tik Tok hasta los juegos en línea de Playstation, “existe la posibilidad de que un chico o chica atraviese una situación de vulnerabilidad, por lo que es fundamental que los adultos dialoguen con ellos, y que entre otras cosas le hagan entender que un contacto no es siempre un amigo, que no hay que confiar en alguien a quien no conocen, y recordarles el daño que éstos pueden hacer”.

Claro que además de la exposición a este tipo de peligros, la hiperconectividad puede traer otras consecuencias en niñas, niños y adolescentes, como ansiedad o síndrome de FOMO (miedo a estar perdiéndose algo, o quedar excluido de las redes sociales y/o tendencias del momento); anular la creatividad; pérdida de análisis crítico de la realidad, distorsiones cognitivas; problemas de socialización; generar comportamientos compulsivos; aumentar el riesgo de sufrir depresión y alteración del sueño.

La importancia de que los padres supervisen el uso de las pantallas que hacen sus hijos, que mantengan sus pantallas o teléfonos en una sala de circulación colectiva, que los mayores dialoguen con los chicos acerca del empleo que hacen de las redes, explicándoles que no deben dar de ningún modo sus datos personales y aconsejándoles para que no se encuentren con desconocidos en forma personal, forman parte de las recomendaciones formuladas recientemente por una profesional platense experta en cultura juvenil.

Por tratarse de un sistema abierto y en construcción permanente, Internet ha permitido no sólo un vertiginoso progreso en las comunicaciones humanas sino, también, como contrapartida, un uso desviado de esa maravillosa herramienta. Está claro que, frente a esta última evidencia, resulta indispensable, además del acompañamiento de personas mayores a los chicos, la sanción de leyes que puedan disminuir los graves riesgos que hoy amenazan a los menores y, desde luego, que persiga y castigue a los responsables del aberrante delito de acoso que se comete a través de las redes sociales.

 

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