Francisco, ocho años como Sumo Pontífice

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Desde su elección en 2013 como el Papa número 266 de la Iglesia Católica, el primero latinoamericano de la historia, Francisco impulsó reformas, cambios y gestos transformadores en muchos ámbitos.

Muchas de estas iniciativas derivan de su primer escrito como Papa, la exhortación Evangelii gaudium, donde plantea los cuatro principios rectores de su pensamiento:

1. La realidad es más importante que la idea. Además de sus discursos al mundo del trabajo y la economía, una de las revoluciones del pontificado de Francisco es su acercamiento al colectivo de los movimientos populares del mundo. Supo darle forma a las ideas de los diversos grupos de “descartados”, como él llama a los que se quedan fuera del sistema, y materializó el lema de las denominadas “tres T”, Tierra, Techo y Trabajo.

2. El tiempo es superior al espacio: el acercamiento a China y las reformas en la Curia romana. Es en ese marco que se engloba el acuerdo firmado con China en 2018 para la designación conjunta de obispos, que significó el primer paso de acercamiento bilateral en más de 50 años, una decisión que marca la apertura de Roma hacia Oriente más allá de los 10 millones de católicos estimados en el país asiático y que pone de relieve el rol geopolítico de la Santa Sede. Además, la Curia romana impulsó una serie de cambios enmarcados en la redacción de una nueva Constitución que plasmará la mirada franciscana de la Iglesia.

3. El todo es superior a la parte: la mirada integral sobre ambiente y migración. A mediados de 2015, Francisco publicó su encíclica ‘Laudato si’, que dio origen a centenares de movimientos y fundaciones en Argentina y el mundo, al tiempo que jugó un rol determinante en la firma del Acuerdo de París.

Además, introdujo por primera vez una perspectiva integral, en la que “el todo es superior a la parte”, para analizar el complejo entramado de causas y consecuencias derivadas del cambio climático y los procesos de concentración de la riqueza a nivel mundial.

4. La unidad prevalece sobre el conflicto: los acercamientos al mundo islámico y el recuerdo de que “Nadie se salva solo”.

Su reciente visita a Irak fue su undécimo viaje a un país con mayoría musulmana y, además, su encíclica de 2020, Fratelli tutti (Hermanos todos), fue un llamado a la fraternidad mundial más allá de las religiones, en la que incluyó una oración “para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas”.

 

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