Juan Alberto Ortiz
Edición Impresa | 30 de Marzo de 2021 | 03:58

Juan Alberto Ortiz, reconocido en los ambientes judiciales por su labor de magistrado en primera instancia y su desempeño como miembro de la Corte provincial, falleció en esta ciudad a los 91 años. La pérdida provocó numerosas manifestaciones de pesar.
Había nacido el 18 de junio de 1929 en la ciudad de Buenos Aires; y vivió su infancia y juventud en Lomas de Zamora junto a sus padres, Juan Alberto Ortíz y María Pacelly, y sus dos hermanos, Arturo y Matilde.
Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires -UBA- y casi de inmediato ingresó al mundo de la Justicia. Comenzó esa trayectoria como secretario de un juzgado en lo Civil y Comercial de La Plata en 1955, siendo nombrado juez del mismo fuero en Azul (provincia de Buenos Aires) en 1959, y ascendido a vocal de la Cámara de Apelación de ese mismo departamento judicial en 1965. Durante su larga temporada en la ciudad del centro bonaerense reunió recuerdos entrañables.
En julio de 1973 fue designado ministro de la Suprema Corte y fue removido del cargo con el golpe de Estado de 1976. Luego, fue ininterrumpidamente conjuez del máximo tribunal provincial hasta 2003; integró, incluso, el jurado de Enjuiciamiento de Magistrados durante muchos años.
Desde 1976 hasta 2011 ejerció la profesión, tanto en Derecho Civil y Comercial como en lo Contencioso-Administrativo, en un estudio de las calles 13 y 47 que compartió con los abogados José Luis Alardi, César Pérez Pesado y su hijo, Juan Alberto Ortiz.
También se dedicó a la docencia: fue profesor de Historia de España y de la Edad Moderna en establecimientos educativos del nivel terciario de Azul.
Casi toda la vida lo acompañó Mabel Desimone, a quien conoció en Lomas de Zamora durante un viaje en tren cuando ambos eran muy jóvenes. La historia de ese encuentro, que se prolongó en casamiento y en la formación de una familia, dejó una marca inolvidable en su descendencia.
Tuvo tres hijos: Juan Alberto, quien, como se señaló, sigue con su legado en el Derecho (al igual que su primer nieto); Claudia, profesora de Letras; y Florencia, psicóloga.
En sus nueve nietos y cuatro bisnietos permanecerá la figura de ese abuelo especial, narrador de cuentos, fiel a sus tradiciones, de un humor increíble y un agudo ingenio. También la de un hombre apasionado por el ajedrez y la música de Astor Piazzolla.
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