Otro ladrón muerto a manos de una víctima de un robo reaviva la polémica con la Justicia

Un chacarero de 65 años mató a un delincuente que le apuntó a su mujer con un arma en la cabeza. Ahora está preso. Hay indignación

Edición Impresa

En los últimos días fueron varios los episodios con delincuentes muertos a manos de sus víctimas. Uno de los casos más resonantes fue el de Rosario, donde un joven que sufrió una salidera bancaria persiguió con su camioneta a dos motochorros, a los cuales embistió y les provocó el deceso. Por ese caso, la Justicia le dictó la prisión preventiva por “doble homicidio simple” y ahora su abogado defensor, en medio de los reclamos de buena parte de la sociedad por su liberación, deberá probar el estado de emoción violenta y, en todo caso, la falta de intención de matar.

Por los mismos carriles de la discusión judicial se encuentra ahora Héctor Kattz (65), un chacarero misionero, quien en su casa de la localidad de Salto Encantado se vio envuelto en una situación dramática, con dos ladrones amenazándolos con un arma, que le apoyaron en la cabeza a su mujer. En la propiedad, además, se encontraba su nieto de dos años.

La secuencia comenzó primero con el ladrido de los perros y luego el insistente golpear de manos.

La esposa de Kattz fue la primera en salir a hablar con dos personas, que habían llegado empujando una moto, con los cascos y guantes colocados, tras sufrir un aparente percance mecánico.

Según se indicó, le pidieron a los productores dejar a resguardo el vehículo hasta que pudieran pasar a retirarlo con un auxilio mecánico.

Cuando uno de los motoqueros se acercó para entregarles las llaves del rodado, se abalanzó sobre el chacarero, que forcejeó algunos segundos y logró zafar de sus captores. Entonces le apuntaron a la cabeza a la esposa, Laura, que había quedado “petrificada” del miedo.

La pareja vive en el lugar desde hace 40 años y jamás había sufrido un asalto.

Kattz se dirigió entonces a uno de sus dormitorios, donde tomó un revólver calibre 22 y efectuó un disparo a través de una ventana.

La bala impactó en la cabeza de Sergio Gustavo Presti (30), padre de dos hijos y oriundo de la localidad de Bella Vista, partido de San Miguel, provincia de Buenos Aires.

Su muerte se desencadenó pocos segundos después. Para esto, el cómplice huyó de la finca a pie.

Imputado del delito de homicidio, el productor rural quedó alojado en un calabozo a disposición del juez de Instrucción Horario Alarcón, al menos hasta que preste declaración indagatoria.

El abogado aseguró que los informes preliminares que recibió la Policía indican que Presti tenía un amplio prontuario y que formaba parte del lote de delincuentes beneficiados con las excarcelaciones especiales a causa de la pandemia de coronavirus.

¿FALTA DE SENTIDO COMÚN?

Por estas horas, con la pandemia de la inseguridad que no encuentra antídoto, existe una mirada crítica hacia el Poder Judicial, cuyas decisiones, en muchos casos, lucen carentes de sentido común.

A la Justicia se le reclama una mirada más contemplativa con las víctimas del delito, sobre todo en estos casos de violencia extrema, y no tanta contemplación para las personas que eligen el camino del delito como forma de vivir o morir.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE