Angustia y ansiedad, otra cara del mismo problema

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El de la sobreexposición a las pantallas es un tema que linkea con otra de las grandes preocupaciones que, profundizada en tiempos de pandemia, orbitan actualmente en torno al universo de los más chicos: la creciente ola de casos de angustia y depresión en niños y adolescentes motivada por el contexto actual.

Como ejemplo, tal vez baste con decir que nueve de cada diez niños argentinos extrañaron a alguien durante esta cuarentena; casi 8 de cada 10 (77%) se mostraron “enojados” y el 68% presentó distintos grados de tristeza, según un estudio de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) que relevó las percepciones de más de 4.500 niños, niñas y adolescentes de todo el país.

El informe mostró además que siete de cada 10 chicos de 6 a 18 años expresaron sentimientos negativos como desánimo y aburrimiento, y 6 de cada 10 reconocieron tener miedo, ya sea por ellos mismos (24%) o por terceros (21%).

“La pandemia, la cuarentena y el abordaje del COVID-19 privilegiaron una mirada biologicista y centrada en el virus, que prácticamente anuló toda otra mirada más holística y comprensiva de la complejidad del ser humano”, opina Jorge Cabana, expresidente de la Sociedad Argentina de Pediatría y uno de los autores de la investigación. “Las clases online si bien han pretendido brindar cierto aire de normalidad, rutina y continuidad a la educación, no han sido bien recibidas -en general- por los chicos”, asegura Cabana, y detalla: “sienten que hay una alta demanda en una situación extraordinaria y que los tiene abrumados, perciben que la enseñanza pierde calidad y contenidos, que es socialmente injusta y ha absorbido un ‘instrumento’ de diversión y esparcimiento -la conectividad online a distintos dispositivos- transformándolo en parte de sus ‘obligaciones’”.

 

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