Los riesgos de posponer la segunda dosis de las vacunas que se aplican en el país
| 20 de Abril de 2021 | 10:01

Autoridades de los países de la región encendieron el alerta por la alta cantidad de ciudadanos que todavía no concurrieron a recibir la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus tras someterse a la primera inoculación. En Brasil, el ministro de salud, Marcelo Queiroga, aseguró que más de 1 millón y medio de brasileños todavía no se aplicó la dosis complementaria. Según dijo, las ciudades más comprometidas en ese sentido son San Pablo, Bahía y Rio de Janeiro, tres de los distritos con mayor cantidad de habitantes y que han sido foco de contagios.
Las principales autoridades del país vecino se hicieron eco de las advertencias de los especialistas frente a la suba de contagios y remarcaron la necesidad de reforzar la campaña. Al respecto, obtuvieron el apoyo del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) y del Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI), cuya titular, Francieli Fantinato, salió a pedir que todos los que tomaron la primera dosis que esperaran el tiempo mínimo necesario para regresar al centro de vacunación más cercano y completar la vacunación con la segunda dosis.
La vicepresidenta de la Sociedad Brasileña de Inmunizaciones, la doctora Isabella Ballalai, explicó que “los datos que tenemos muestran que la persona está protegida con dos dosis”. “Si toma solo una, no ha completado el plan y no está debidamente vacunada”, deslizó la especialista.
En la Argentina, de acuerdo con los informes más recientes a la fecha, se han aplicado 6.401.896 vacunas contra el coronavirus. De estas, 5.593.620 corresponden a la primera dosis, mientras que la segunda dosis sólo se dio a 808.276 personas.
Acerca de las tres vacunas que adquirió el país, la infectóloga platense Silvia González Ayala, sostuvo días atrás que “en la magnitud de la emergencia que tiene nuestro país por la escasa cantidad de vacunas es aceptable diferir la segunda dosis en los tiempos establecidos por el laboratorio productor o por el estudio”. Pero por otro lado remarcó que “hay que cumplir con la segunda dosis, eso es inexorable. No se puede entrar en la ilusión de que con una dosis vamos a controlar al virus. Hay decisiones políticas que las respeto, pero como especialista planteo las objeciones que corresponde”. En ese sentido aseguró que la primera dosis implica una "eficacia menor" a la prevista por los laboratorios con las dos dosis.
González Ayala precisó que “en el caso del estudio del Instituto Gamaleya (Rusia), a mediados de febrero, su director dijo que en el caso de la Sputnik V puede diferirse la segunda dosis hasta las 8 semanas. Y en el caso de la vacuna de Oxford/AstraZéneca que nosotros la tenemos como marca registrada Covishield, puede diferirse hasta 12 semanas”.
Sin embargo advirtió que “no hay datos de la vacuna china Sinopharm, y si los hay no ha sido comunicado a los especialistas o a la comunidad en general”.
“Para estas vacunas desarrolladas en emergencia la OMS dijo que protegen más del 50 por ciento, pero es una situación de excepción. Otras vacunas por otras enfermedades tienen eficacia del 90 por ciento. La Sputnik V tienen una eficacia del 92 por ciento con las dos dosis, mientras que la de Oxford ronda en el 76 por ciento. En tanto, se esperan al respecto informes sobre la vacuna Sinopharm de China, de la cual no hay información al respecto", indicó.
La polémica por la falta de precisiones de la vacuna Sinopharm y los posibles riesgos por la baja inmunidad que otorga la primera dosis resurgió la semana pasada luego de que el Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, anunciara la presentación de un amparo ante la justicia para que el Gobierno vuelva al esquema original de un intervalo de entre tres y cuatro semanas para las vacunas.
Semino sostuvo que “no hay argumentos científicos que legitimen la decisión de retrasar la segunda dosis. Cada vacuna se debe aplicar de acuerdo al protocolo correspondiente. Al no hacerlo se corre el riesgo de dejar sin inmunidad tanto a las personas vacunadas como a las no vacunadas. Las vacunas hay que multiplicarlas, no dividirlas”.
La decisión de diferir la segunda dosis fue adoptada por el gobierno argentino a fines de marzo, tras seguir de cerca el caso del Reino Unido y consensuar con las 24 jurisdicciones del país. Para entonces, como sostiene la experta platense, también habían tomado la misma posición varios países latinoamericanos.
“Después de una semana entera de consenso, en base a evidencia científica, (se decidió) priorizar la primera dosis para la mayor cantidad de personas para poder lograr un beneficio muy importante" y "disminuir la mortalidad antes de que tengamos la segunda ola", había señalado la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti.
En relación a la experiencia del Reino Unido, dijo que "sólo el 3 por ciento había recibido la segunda dosis en mayores de 60 años y (sin embargo) ya habían reducido la mortalidad en un 90 por ciento". Y agregó que "la mortalidad con una dosis se ha bajado y ahí tenemos que analizar entre las publicaciones que recibimos y el objetivo sanitario".
La ministra remarcó que "nunca estuvimos hablando de no dar la segunda dosis sino de diferir la segunda a tres meses".
Acerca de la decisión del gobierno, basada principalmente en la experiencia del Reino Unido, González Ayala remarcó por entonces que en Chile y Uruguay, donde se implementó la misma medida, “aumentaron los casos”.
“Sólo van lograr a disminuir los números de casos tres o cuatro semanas después de que la población reciba la segunda dosis”, señaló. “La primera dosis da un inmunidad pero es menor”, afirmó.
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