Necesidad de promover planes para reactivar la actividad económica platense
Edición Impresa | 26 de Abril de 2021 | 04:10

Las nuevas restricciones dispuestas y las que puedan sobrevenir próximamente agravan aún más la situación económica general de La Plata, jaqueada desde hace varios años atrás y golpeada como nunca antes a partir del inicio de la pandemia en marzo de 2020. Así lo dejó establecido un informe publicado ayer en este diario, con testimonios ofrecidos por empresarios de los rubros relacionados al cine, a la gastronomía, a los gimnasios y salones de fiestas,
Los datos de la realidad, lo que marcan las estadísticas, los testimonios de los empresarios y la opinión de los especialistas coinciden en señalar que La Plata viene sufriendo en la actualidad la peor crisis en la historia de la actividad económica, en un proceso que se inició hace varios años y que ahora está causando grave mella en los sectores comerciales y productivos. Desde luego que el declive se acentuó en 2020 con la llegada de la pandemia y las medidas de aislamiento, que frenaron en forma abrupta la ya golpeada economía platense.
Ocurre que, en algunos casos –como en el de la industria de los cines- se habían logrado reabrir 17 salas platenses hace poco tiempo. Lo cierto es que, después de 365 días sin ingresos, podían volver a funcionar las taquillas. Pero la alegría duró poco. Apenas 35 días, que fueron los que los empresarios pudieron tener en funcionamiento los cines antes de que las nuevas restricciones obligaran a volver a cerrar.
Ese sector debió pagar los salarios de 75 empleados sin tener ningún tipo de ingresos, sacando préstamo tras préstamo para afrontar esas erogaciones. Cuando suponían que habían concluido esos doce meses nefastos para la actividad, el problema vuelve a fojas cero y el futuro se tornó sombrío nuevamente.
Similares y dramáticos planteos formularon los empresarios gastronómicos, de salones de fiestas y gimnasios. La conclusión fue similar: la asistencia financiera del gobierno no alcanza a paliar las pérdidas y muchos ven nuevamente un escenario de achique y cierres, parecido o igual al del año pasado. Los gastronómicos sintetizaron: “Estamos resistiendo la situación, tratando de cuidar la fuentes de trabajo y respetando la situación sanitaria por sobre lo comercial porque sin salud no hay trabajo”. Esa situación, sin embargo, no los aleja de una perspectiva indeseada por todos, la de cerrar las puertas de sus locales en forma definitiva.
Este diario vino publicando desde principios del año pasado informes estadísticos sobre la caída de la actividad económica. Allí se destacó que los sectores con mayor nivel de pérdida fueron la actividad inmobiliaria, la hotelería y los restaurantes.
Sin embargo, corresponde insistir en que es toda la actividad económica local la que viene sufriendo el mismo panorama, con problemas de igual o mayor magnitud Comercios, industrias y servicios luchan por sobrevivir y proyectarse hacia un futuro mejor.
Está claro que hacen falta por parte del Estado programas crediticios, alivios impositivas y otros tipos de estímulos que debieran promoverse cuanto antes desde los distintos estamentos públicos. Los problemas que plantea esta recesión son de enorme magnitud y el empresariado y el sector laboral pueden dar fe de ello.
No se trata de propiciar programas declamativos, sino planes muy concretos y surgidos de acuerdos de reactivación. Es de esperar que el Estado asista a tantos pequeños y grandes empresarios que, optimizando su gestión, podrán resurgir y darle nuevamente plenitud a la vida económica de la Ciudad.
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