Castigo por no saber definirlo, ni animarse; un punto que suma poco y no conforma

El triunfo lo dejaba en una posición inmejorable. Pero nunca hizo demasiados méritos para ganar y por eso se lo empataron

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Por MARTÍN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Era la fecha ideal para Estudiantes. Enfrentaba a un equipo con 8 bajas y ganaba 2-0. Se puede decir quelo hacía fácil. Ese resultado lo dejaba como escolta de Colón y le renovaba las expectativas luego de tres fechas sin triunfos. Pero se quedó, por momentos hasta sobró el partido y en dos pelotas paradas se lo empataron. Fue un 2-2 que dolió más que una derrota, por el contexto mencionado.

Es verdad que cerró la jornada dentro de los cuatro primeros, porque el empate lo ayudó por sobre las inesperadas derrotas de Racing y Central Córdoba y el 0-0 de River. Pero no le sumó casi nada. Sólo ante una futura clasificación podrá valorarlo. En el juego, sigue en deuda. Veamos.

En el primer tiempo Estudiantes tuvo llegadas por las bandas, con Manuel Castro por derecha y Lucas Rodríguez del otro lado. No fueron muchas y tampoco se vio alguna combinación que sea digna del elogio. Pero mostró la chapa.

Los goles llegaron por aprovechar al máximo dos errores de la remendaba defensa local. Primero un lateral recuperado, asistencia de Leandro Díaz y remate desde afuera del área de Francisco Apaolaza, que se clavó en el ángulo izquierdo de Mauricio Arboleda. Con algún dejo del golazo de la Brujita Verón en ese arco en 2010 y parecido al que le hizo a Gremio por la copa Libertadores 2018, en Quilmes.

El segundo gol, el que puso el partido en una meseta muy conveniente al Pincha, lo hizo el uruguayo Rogel, que se aprovechó de una falla en la defensa tras un centro de pelota parada que Sánchez Miño mandó al corazón del arco. La bajó Tobio para que el ex Nacional le pegara de media vuelta al palo izquierdo del arquero local.

Con el 2-0 y más de medio tiempo por jugarse, el equipo de Zielinski quiso poner el partido en el freezer. “Tranquilo”, “Despacio”, “Paráaaa”... algunas de las palabras que más se escucharon del DT, aferrado al 4-4-2, que esta vez tuvo menos proyecciones de Leo Godoy por la banda derecha, seguramente para no dejar mal parada a la defensa. Al comienzo lo obligó a Tobio a salir muy lejos y el local quedó en posición de remate. Después de esa jugada no cruzó tantas veces la mitad de la cancha.

“Nos vamos dolidos porque parecía que teníamos el partido controlado”

Juan Manuel Sánchez Miño,
jugador de Estudiantes

 

El mejor fue Lucas Rodríguez. Fue el único que puso algo de fútbol, cuando encontró sociedad con Juan Sánchez Miño y con Pancho Apaolaza, el delantero que hizo el primer gol y tuvo buenos 60 minutos en cancha. Lástima para él que haya tenido que salir por un problema muscular.

El resto del segundo tiempo fue muy flojo para la visita. Los cambios fueron posicionales y los que ingresaron no aportarton demasiado ni nada mejor. De a poco Lucas Rodríguez se fue cansando y mostrando una soledad que perjudicó al equipo. El colombiano Sabbag tuvo una buena aparición pero no fue más que eso. Perdió en el medio y los chicos del Taladro lo empezaron a lastimar por las bandas, principalmete por la derecha de su defensa, que con la salida de Castro perdió solidez.

El local lo empató con dos jugadas casi calcadas. Primero Luciano Lollo y luego el juvenil Enrique. Y no fueron tres para una dolorosísima derrota porque Diego Abal se apadió y no le dio al local el penal del minuto 49.

Empate amigo de la derrota. 2-2 contra Banfield que apenas le sirve en lo numérico: en el juego, siguió retrocediendo casilleros. Desde la goleada exagerada ante Arsenal que nunca más el equipo mostró contundencia y solidez. Juego colectivo no tuvo en casi todo el torneo.

 

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